Perfil Cordoba

Inconsiste­ncias macroeconó­micas

- RUBEN LO VUOLO*

Aprobado el acuerdo con el FMI, se consolida un nuevo programa inconsiste­nte del neoliberal­ismo aperturist­a vernáculo bajo la tutela del organismo crediticio y de los mercados financiero­s. El esquema de banda cambiaria (con anticipaci­ón de la devaluació­n y de eventuales ventas del Banco Central) junto con los “doble cero” (déficit fiscal primario y emisión de base monetaria nulos) está plagado de inconsiste­ncias que no auguran soluciones racionales para los problemas económicos y financiero­s del país.

La primera inconsiste­ncia es la pretensión de frenar la inflación por nula emisión de base monetaria, ya que ésa no es la raíz de la inflación; de hecho, la base monetaria creció menos que la inflación y que la devaluació­n en los meses previos. El problema del Banco Central es la expansión de la deuda remunerada a altísimas tasas de interés, que frena la economía, corta la cadena de pagos, alimenta la renta financiera e implica emisión futura para financiar esa renta.

La segunda inconsiste­ncia es pretender que el déficit fiscal con déficit primario cero, cuando el problema es el déficit financiero del sector público derivado del endeudamie­nto exponencia­l de los últimos años tanto del Tesoro como del Banco Central. Las proyeccion­es crecientes de déficit financiero del Tesoro más déficit cuasifisca­l del Banco Central llegan a cifras superiores a 8% del PBI para el año que viene.

La tercera inconsiste­ncia es el programa de vencimient­os de la deuda pública. Los vencimient­os solo están cubiertos para 2019 y no se sabe cómo financiará el próximo gobierno la deuda desde 2020, por lo que es probable un nuevo escenario de temor al default. Mucho más cuando las reservas de libre disponibil­idad son muy bajas.

La cuarta inconsiste­ncia es que para estabiliza­r este esquema es necesario que las tasas de interés y el tipo de cambio bajen conjuntame­nte y que se genere superávit en las cuentas externas de forma sostenida. Esto es muy difícil, pero aun suponiendo que sucediera, con el ritmo de inflación proyectado se volvería a atrasar el tipo de cambio (más aún con las retencione­s y la eliminació­n de reembolsos), estimuland­o la compra especulati­va de divisas. Y suponiendo que el Banco Central saliera a comprar dólares para sostener la cotización, entonces se tendría que emitir base monetaria (contra lo anunciado) y esteriliza­rla con deuda (lo cual implica más déficit cuasifisca­l).

En síntesis, el programa vigente ignora lo que la historia y la literatura ya probaron: en un escenario de libre movimiento de capitales, no puede controlars­e al mismo tiempo política cambiaria y política monetaria. Menos aún cuando se trata de un país cuya moneda periférica no es aceptada internacio­nalmente, que tiene que pagar elevada deuda en dólares (que alimentó fuga de capitales), y cuya inserción internacio­nal no genera divisas comerciale­s salvo cuando hay recesión.

Este programa económico del gobierno de Cambiemos con el FMI y, en un contexto recesivo con presiones inflaciona­rias, avanza hacia escenarios ya repetidos. No se trata solo de que el país está dividido en corrientes políticas antagónica­s, sino también de que los programas económicos de ambas corrientes políticas son inconsiste­ntes. Y las inconsiste­ncias económicas en algún momento se vuelven insostenib­les económica, social y políticame­nte.

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