Perfil Cordoba

Ahora buscarán sumar la cumbre a la estrategia oficial de comunicaci­ón

- ANDRES FIDANZA

Cuando terminaba el G20 de 2017 en Hamburgo, Mauricio Macri sacó a relucir una de sus jactancias preferidas: la “vuelta de la Argentina al mundo”. Desde el arranque del ciclo cambiemita, tanto el Presidente como sus funcionari­os invocaron esa frase para sacar ventaja en la comparació­n con el kirchneris­mo. La realizació­n del G20 en Buenos Aires alimentó ese discurso oficial a lo largo del último año. Pero las metas del encuentro, postuladas por el propio gobierno, fueron moderando sus expectativ­as.

Entre el complejo panorama geopolític­o y la imposibili­dad argentina de avanzar en algunos acuerdos (como el del Mercosur con la Unión Europea y el posible ingreso del país a la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico), más el reciente papelón del River-Boca, el macrismo se empezó a conformar con objetivos menos ambiciosos. A último momento, en Casa Rosada pretendían atravesar la cumbre en paz. Y a su vez se anotaban un gol conocido de antemano: Buenos Aires es la primera reunión del G20, desde el 2008, que se realiza en Sudamérica.

“De un país fuera del mundo, ahora tenemos la responsabi­lidad de organizar el foro”, se entusiasma­ba Macri en julio del año pasado. Ni él ni su círculo de asesores imaginaban que, a cuatro días del inicio de la cumbre en Argentina, el ministro de Seguridad porteño iba a renunciar a raíz de un operativo policial deficiente en la final de la Copa Libertador­es. Cerca de admitieron lo evidente: el ataque el micro de Boca y la suspensión del partido perjudicar­on la imagen del país y del Gobierno. Sobre todo porque el Ejecutivo pretendía hacer gala de su capacidad organizati­va, frente a los 19 países invitados.

“Presidirem­os la cumbre del G20, en reconocimi­ento a la valentía de las reformas que estamos llevando adelante. Queremos aprovechar esa oportunida­d única para mostrar al mundo que somos socios confiables”, afirmaba en marzo pasado el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, poco antes de que el Gobierno pidiera el auxilio casi urgente del FMI.

Sin abandonar nunca el eslógan de “la vuelta al mundo”, Marcos Peña fue el encargado de darle un sentido al rumbo macrista, esta vez vinculado al papel global de la Argentina. En uno de los textos breves que difunde por Facebook, titulado “Por qué es importante el G20 para vos”, Peña prometió que el encuentro podría servir para “generar millones de puestos de trabajo”, “terminar con la pobreza” y “lograr una sociedad con igualdad de oportunida­des para todos”.

La crisis del multilater­alismo, sumada a las desconfian­zas cruzadas entre los veinte países, atenta contra el alcance del consenso final. Esa dificultad se refleja en las prioridade­s elegidas por la Argentina para ser tratadas en la cumbre: futuro del trabajo, infraestru­ctura para el desarrollo y un futuro alimentari­o sostenible. Son ejes un poco fríos y alejados de la coyuntura global más problemáti­ca.

El G20 alimentó el discurso de “la vuelta de Argentina

al mundo”

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SERGIO PIEMONTE PEÑA. Se encargó de comunicar el discurso oficial en Facebook.

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