Una agenda sostenible
1) Este año se cumplen 10 años de la formación del G20, en respuesta a la crisis financiera internacional de 2008. Es un grupo de gran trascendencia, que se destaca por su relevancia actual como uno de los principales foros de debate y consenso internacionales. Ninguno de sus miembros ha manifestado intención de salir del grupo y, por el contrario, varios países de peso querrían ingresar. Por eso, la presencia (y presidencia) argentina es beneficiosa en tanto significa un claro reconocimiento de la comunidad internacional de nuestra capacidad efectiva para contribuir a la solución de los problemas globales.
2) La Argentina tiene que promover e impulsar con todos los países del mundo políticas beneficiosas para sus intereses nacionales. No se puede negar la evidente influencia que ejerce Estados Unidos en las relaciones internacionales. Lógicamente, consolidar una agenda positiva con los Estados Unidos contribuirá a la captación y promoción de inversiones, comercio y turismo, tan necesarios en este momento, para la efectiva generación de empleo y desarrollo económico. 3) La pluralidad de voces enriquece el debate que desde 1983 caracteriza a la vida política argentina. Cada expresión democrática es respetable. Una actitud más tolerante y madura puede hacernos converger en un diálogo que acabe con la división entre argentinos.
4) Argentina tiene todas las condiciones para ser considerada uno de los principales países del mundo. Somos el octavo país en superficie a nivel mundial y uno de los veinte principales países productores de alimentos. Para aprovechar mejor esas ventajas, a la dirigencia argentina le falta construir una agenda de desarrollo sostenible, con políticas de Estado que apunten a la prosperidad de todos los argentinos.