Quince inadaptados
haber encontrado una sofisticada forma de compraventa de personas en la que, bajo una formalidad legal, lucran con la credulidad y el futuro de sus representados haciéndoles firmar contratos que pocas veces estos leen o entienden. Cada uno de estos personajes necesita tener al menos un jugador exitoso en su escudería para poder seguir atrapando a otros que nunca triunfarán, pero dejarán dividendos en el intento. La mayoría de ellos terminarán pobres tras haber sido funcionales al gran negocio.
6) Cuerpos policiales ineptos para el cumplimiento de sus funciones esenciales y específicas, pero muy aptos para compartir negocios y territorios con aquellos a otro lado, suman sus frustraciones y resentimientos personales vistiéndolos con distintas camisetas, cantan estribillos xenófobos, discriminadores, homófobos, intolerantes, y no vacilan en aplaudir a los “inadaptados” desde la platea o de guardarles el espacio en la popular.
9) Y por fin, los “inadaptados”. Una manera muy elegante de nombrar a verdaderos sicarios que parecen emanados de épocas tribales, mano de obra siempre disponible para ejercer violencia extrema según los requerimientos del mejor postor. Incluso la denominación de “barras bravas” es ya obsoleta para esta escoria que, aunque se escude en colores y banderas, no los tiene, y se