Argentina y los traslados arbitrarios
Las mujeres encarceladas en la Argentina sufren históricamente una situación que organismos de derechos humanos denuncian: los traslados arbitrarios. El 9 de octubre, un grupo de detenidas del Complejo Penitenciario Federal IV de Ezeiza fueron parte de un “traslado intempestivo“a la Unidad 13, de Santa Rosa. Según la Procuración Penitenciaria Nacional, el traslado “agravó sensiblemente las condiciones de detención, como la separación de los lazos afectivos, así co- mo la imposibilidad de continuar estudios y trabajo”. La PPN radicó un habeas corpus ante el Juzgado Federal de Santa Rosa porque “los traslados fueron irrazonables en tanto no se desprende de su contenido ninguna consideración o evaluación de las circunstancias personales, ni en relación a la conveniencia del traslado en función del tratamiento penitenciario”. Según las detenidas, fueron trasladadas por órdenes de la Dirección General de Régimen Correccional, sin ser notificadas ni ellas, ni sus jueces naturales ni sus defensas. La PPN denunció que se les dieron solo explicaciones genéricas como “técnica penitenciaria”, “facultades de traslado del Servicio Penitenciario Federal” y “redistribución de la población penal”. Tras el hábeas corpus, las mujeres fueron reingresadas a Ezeiza.
Coletta A. Youngers, investigadora de la Oficina en Washington sobre Asuntos Latinoamericanos (WOLA), cuenta en el informe que las mujeres, una vez en libertad, se enfrentan a una estigmatización aún mayor que detrás de las rejas ya que se las percibe como “subversivas” de los roles tradicionales como “cuidadoras”: sus familias muchas veces las rechazan y sus antecedentes penales.
“Una de las vías posibles puede ser proporcionar más alternativas al encarcelamiento, teniendo en cuenta el interés superior del niño y los derechos de las mujeres, según lo establecido en las normas internacionales, y garantizar que, una vez liberadas de la cárcel, las mujeres reciban las habilidades, los recursos y las oportunidades para llevar adelante una vida digna”, explica la especialista.