De hijas y fuegos
La película de Albertina Carri, estrenada el mes pasado, muestra en detalle las relaciones íntimas entre varias mujeres y el placer que logran ellas a través de prácticas jamás reflejadas antes en la pantalla con minuciosidad.
Uno puede hallar en la historia del cine contados antecedentes que muestran esa faceta del universo femenino a partir de películas como
(1929) o
(1931). Sin embargo, en ellas las escenas donde se reflejaba la atracción entre dos mujeres eran incidentales y sutiles, dentro de una trama compleja, que no impactaban demasiado en los espectadores. Recuerdo solo dos películas con escenas de lesbianismo más explícitas que resultaron perturbadoras. Una,
del director sueco Egil Holmsen, de mediados de los 50. Las protagonistas eran dos bellas hermanas cuya madre había muerto y vivían con su padre, el comerciante del título, en un ámbito rural disfrutando de cabalgatas. En una breve escena las hermanas se bañan desnudas en un lago y tienen un acercamiento incestuoso. La otra película que avanzó por encima de los límites de la época fue de Armando Bo, estrenada en 1971. Allí se mostraba a un ama de llaves, interpretada por Alba Mujica, en audaces escenas contemplando a su patrona (Isabel Sarli) mientras se bañaba desnuda manifestando su deseo en forma explícita con besos, roces y caricias. La repercusión de cada una de ellas fue distinta y está relacionada con el contenido y las circunstancias del momento.
se exhibía en doble programa con el film de Ingmar Bergman
(también con un desnudo femenino) en cines de barrio y convocaba casi totalmente a un público masculino. Fue estrenada en 1958 en Nueva York como en cines suburbanos con buenas críticas y publicidad sensacionalista. se estrenó en Buenos Aires en el cine Sarmiento y en 34 salas de barrio. La audiencia, masculina en su mayoría, era atraída por el erotismo y por el humor no intencional en los diálogos y en algunas escenas. Sin proponérselo, Isabel Sarli se convirtió en un ícono gay.
a pesar de ser mas audaz, parece apelar a un sector del público femenino y corre con algunas desventajas. Hoy el público no se escandaliza con facilidad como para que su audacia sea un anzuelo, y al estar condenada a solo una función diaria en el Gaumont con entradas de bajo precio es imposible que sea tan rentable como aquellas otras. Acaso ni siquiera pueda recuperar su costo.