“Ni los individualismos ni los iluminados nos van a salvar”
Aunque asegura que siempre fue optimista con el futuro del país, el titular de Aceitera General Deheza (AGD) opina que nunca fue fácil planificar en Argentina.
“No entiendo por qué estamos donde estamos”, dice.
Asegura que siempre es optimista respecto a la Argentina, pero aclara “que tal vez peque por demasiado optimismo”. Sin embargo, se encarga de remarcar que “hay que ser muy cuidadosos porque planificar en la Argentina a cinco o seis meses vista no fue fácil. Al contrario, fue muy difícil”. Roberto Urquía, uno de los titulares de la gigante AGD, le aseguró a entrevistado con motivo de El Empresario del Año: “¿La verdad? No entiendo por qué estamos donde estamos, sinceramente”.
—¿Por qué estamos ‘donde estamos’?
—Tenemos un país con tantas riquezas naturales, que está en condiciones de alimentar a más de 450 millones de personas en el mundo, que posee muy importantes reservas acuíferas, un elemento que en un futuro no tan lejano se transformará en estratégico, y muchas otras cosas más, que la verdad, no lo entiendo.
—¿Cómo se sale de esta situación?
—Siempre pienso: tenemos que trabajar como un gran equipo, ninguno es dueño de la verdad absoluta, pero los individualismos no nos van a sacar adelante, tampoco los iluminados. En este mundo no hay iluminados, somos todos iguales. Lo importante es escucharnos y trabajar en consecuencia. Acá lo que vale es el sentido común.
—Con este panorama ¿es optimista?
—Yo deseo que alguna vez en la historia de este país el gobierno esté constituido por gente normal, común… pero sigo siendo optimista. Espero que Argentina ingrese a una senda de crecimiento y fundamentalmente de creación de trabajo, ya que la gente no puede seguir mendigando trabajo. La gente no puede seguir viviendo de un plan social, aunque a veces a la política esto le convenga.
—Usted se mostró crítico del acuerdo con el FMI ¿por qué?
—No comparto la firma del acuerdo. Cuando representé a nuestra querida provincia en el Senado de la Nación, algo que considero un honor, voté a favor de la cancelación con reservas de la deuda que Argentina mantenía con el FMI, porque no compartía las recomendaciones que daban para aplicar en nuestra economía, alejadas de la realidad y por ende de difícil aplicación. No existe una receta única para todas las economías, hay cuestiones culturales y de otra índole que nos hacen diferentes. Por eso no estoy de acuerdo. No obstante, la necesidad del Gobierno, al no encontrar financiamiento en los mercados internacionales, lo obligó a recurrir al FMI.