Francia: los chalecos amarillos jaquean a
Las protestas culminaron ayer con casi 1.400 detenidos, 118 heridos y enfrentamientos con la policí nació en rechazo a la suba del precio del combustible, pide ahora una rebaja de impuestos y el aume
Las protestas de los chalecos amarillos contra Emmanuel Macron congregaron ayer a 125 mil personas y culminaron con enfrentamientos con la policía en varias ciudades, autos y barricadas en llamas, 118 heridos y 1.385 detenidos en todo el país. El heterogéneo movimiento de protesta contra el aumento del precio del combustible mostró por cuarta vez consecutiva su músculo y poder de fuego, encaramado en reivindicaciones de una clase media empobrecida y de sectores políticos antagónicos, como la extrema izquierda y la extrema derecha, que plantaron cara al Palacio del Elíseo y sumieron a Francia en una aguda crisis política.
Las reivindicaciones de los chalecos amarillos se exten- dieron a la rebaja de impuestos y al aumento del salario mínimo y de las jubilaciones, en momentos en que el gobierno llamaba al diálogo y Macron guardaba un llamativo silencio.
París fue el epicentro de las protestas violentas. Allí, miles de manifestantes corearon “¡Macron, renunciá!” y entonaron La Marsellesa. Minutos después, entraron por primera vez en acción los vehículos blindados de la gendarmería para apagar las llamas. En los Campos Elíseos, los manifestantes intentaron prender fuego a la fachada de un centro comercial de lujo, quemaron coches y lanzaron proyectiles a las fuerzas de seguridad. Las calles parisinas parecían escenario de una guerra de guerrillas, con barricadas,
Hubert Bertrand, de 53 años y dueño de una pyme, afirmó que los dirigentes “están desconectados de la realidad”. “Tendrían que ser los empresarios, los comerciantes, los artesanos quienes puedan dirigir el país”, opinó.
“París exuda miseria... La moda es un consejo de guerra”, cantó en la marcha Alice T., militante anticapitalista.
Tony Vella tiene 32 años y es albañil. “Tengo dos niños. Lucho por ellos y vivo con lo justo. Macron es un dictador”, declaró.
“Vine con mi esposo. Nos jubilamos hace tres años y tenemos la pensión congelada”, dijo Maryline, de 70 años. fuego, comercios cerrados y miles de manifestantes y policías luchando cuerpo a cuerpo.
“¡El objetivo es ir al Elíseo!”, afirmó Denis, manifestante de 30 años, a AFP. “¿Cómo vamos a tener hijos? Yo también quiero niños”, preguntó, por su parte, Tim Viteau, un desempleado de 29 años. Como los indignados, los chalecos amarillos son un movimiento heterogéneo y sin líder, que manifiesta sus diversas reivindicaciones en la calle, lejos de las instituciones de la política tradicional.
Las protestas comenzaron el 17 de noviembre cuando el gobierno anunció que aumentaría los impuestos a los combustibles como parte de un plan para mitigar el cambio climático y cumplir con los objetivos estipulados en el Acuerdo de París. Macron cedió y anuló la medida, pero no bastó para aplacar la ira de los manifestantes.
Trump dijo que las manifestaciones le daban la razón de salir del Acuerdo
de París