El ómnibus perdido
John Steinbeck (ganador en 1962 del Premio Nobel de Literatura) se destacaba por su percepción del comportamiento humano que reflejaba en sus libros. En su novela publicada en 1947 y llevada al cine en 1957, mostraba a pasajeros variopintos de un pequeño ómnibus que conectaba a dos pueblos de California como un microcosmos y narraba no solamente sus relaciones transitorias hasta llegar a destino sino también las dificultades que enfrentaban en el camino. Durante el trayecto el ómnibus es golpeado por las piedras que caen en un imprevisto alud, cruza un puente a punto de caerse y su recorrido se interrumpe al estancarse en un lodazal. Esa novela no fue muy apreciada por los críticos, pero superó en ventas a todas sus novelas anteriores y algo parecido sucedió con la película que protagonizaron Joan Collins y Jayne Mansfield.
Las peripecias de los pasajeros de un ómnibus fue también el punto de partida del la película dirigida por Alejandro González Iñárritu en 2006. La trama muestra el modo en el que una acción irresponsable desencadena una tragedia que involucra a distintos personajes en lugares como Marruecos, Estados Unidos, México y Japón. En este punto, debo decir que podría establecerse una relación entre la tesis de la película y las innumerable complicaciones que se originaron a partir de que unos violentos integrantes de la hinchada de River atacaron a pedradas al ómnibus que transportaba al equipo de
Boca cuando se dirigían al estadio a jugar la final de un campeonato provocando heridas en algunos jugadores. En dos niños marroquíes, para probar el alcance de un rifle que les regaló su padre, disparan contra un ómnibus de turistas y hieren de gravedad a una de las pasajeras (Cate Blanchett) que viajaba con su marido (Brad Pitt) para recomponer su relación. Además de la angustia por carecer de atención médica adecuada, el episodio origina una situación desesperada a la mucama del matrimonio que cruza la frontera entre Estados Unidos y México para ir a una fiesta de casamiento y luego le impiden regresar, y a la familia en Japón que es investigada por haber regalado el rifle.
Si asociamos esas ficciones con la realidad que vivimos actualmente podría decirse que la Argentina es como un ómnibus perdido que un conductor trata de llevar a buen puerto pero que se ve acechado por seres irresponsables y violentos que con su accionar crean interminables dificultades que se van agrandando como una bola de nieve.n