Los raros
La Biblioteca Nacional, con su presupuesto cada año más irrisorio, tal vez no pueda rescatar los manuscritos de escritores argentinos que se van a universidades del exterior, pero al menos tiene desde el 2005 una colección muy interesante, “Los raros”, que coedita con la editorial Colihue, y cuyo objetivo es rescatar algunos textos que, por uno u otro motivo, fueron quedando en el olvido. Entre ellos podríamos destacar de Marcos Sastre;
de Francisco Grandmontagne; de Lucien Abeille; o el inefable
donde el nazi confeso Ignacio Braulio Anzoátegui lanza una “risa fascista”, como describió alguna vez Horacio González, sobre varios personajes históricos; pero hay dos libros de la colección que
recomendamos especialmente:
de Eduardo Ladislao Holmberg; e
de Arturo Cancela. El primero podría decirse que inaugura la ciencia ficción local, aunque el personaje no llega a ese planeta rojo argentinizado a modo de sátira por obra y gracia de la ciencia sino de forma “astral”, de acuerdo a ciertas creencias espiritistas que profesaba el autor; el segundo trata, en clave de humor, de sátira también, sobre la visita de un profesor francés a Buenos Aires, ciudad donde varios porteños esnobs lo arrastran de un lado a otro con el objetivo de siempre: que les diga que Argentina es genial, pedido no muy distinto a la forma en la que opera nuestra mismísima política exterior, que en general se reduce a mendigar inversiones o, al menos, lindos adjetivos.