El cachet que las famosas cobran en vacaciones
Un informe del Ministerio de Seguridad de la Nación señala a Fuerte Apache, el barrio Catonas de Moreno y las villas 1-11-14, Carlos Gardel, Pineral, San Alberto y Diamante.
Composición, dinámica, zonas de pertenencia y escondites. Desenmascarar esas incógnitas fue la tarea en la que están abocadas las Fuerzas de Seguridad Federales que, desde 2016 y por decisión del Ministerio de Seguridad de la Nación, investigan a la nueva generación de secuestradores. Pese al descenso en las estadísticas, los grupos dedicados a esta modalidad se regeneran por su propia naturaleza estructural: sin líderes visibles, están conformadas, en mayor medida, por jóvenes sin “profesionalización” delictiva ni logística. “La Banda del Fal”, una peligrosa organización que fue desbaratada en abril de 2017, fue la excepción a la regla.
En diciembre de este año hubo ocho secuestros extorsivos de modalidad exprés, casi la mitad que en el mismo período del año pasado y un número muy distante del pico de secuestros que se dio en marzo de 2016: la Unidad Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese), a cargo de Santiago Marquevich, contabilizó 36 hechos en ese mes, es decir, más de un secuestro por día.
Las tareas de inteligencia criminal ejecutadas por las fuerzas de Seguridad determinaron que antes de producirse un secuestro, existe un delito precedente: el robo automotor. El vehículo es clave para cometer este tipo de golpes. Es el espacio móvil donde los secuestradores “pasean” al rehén hasta obtener dinero por su liberación.
Otro factor esencial es la utilización de accesos y vías rápidas, en particular, la Avenida General Paz. Los móviles de la Policía Federal apostados en inmediaciones de Fuerte Apache, uno de los barrios más comprometidos con este tipo de casos, ya son parte del paisaje diario en esa autovía. En abril de 2017, el jefe de la Policía Federal, Néstor Roncaglia, inició el plan de contención en la zona de residencia de la banda del “Monoblock 19”. Fuerte Apache es, según se detalla en un informe del ministerio al que accedió PERFIL, uno de los refugios donde se esconden los secuestradores luego de ejecutar un golpe.
La Villa 1-11-14 del Bajo Flores es otro asentamiento en los que se ocultan los delincuentes dedicados a esta modalidad. Lo mismo ocurre con Villa Diamante de Lanús; la Villa Carlos Gardel de Morón; la Villa San Alberto de Ituzaingó; y Villa Pineral de Caseros. Por último, se cuenta al barrio de Las Catonas, en Moreno, con vías de acceso y egreso por Autopista Del Oeste-Ruta 23.
Las ubicaciones de los lugares de pertenencia y escondite muestra, a su vez, la dispersión espacial de las bandas, principalmente, en asentamientos marginales del primero y segundo cordón del Conurbano. Aunque en este período también fue desbaratada por la División Operativa Central (ex Antisecuestros) una banda compuesta por una brigada de la seccional 12ª, ubicada en Caballito.
También se profundizaron investigaciones a bandas involucradas en secuestros extorsivos. No solo se analizó a los delincuentes que operaban en la actualidad sino también aquellos “viejos profesionales” de este delito, algunos de los cuales habían cumplido condena o estaban próximos a hacerlo, y podían resultar como apoyo (asesoramiento) a las actuales “bandas jóvenes”, tanto en el ámbito de CABA como en el Conurbano.
En ese sentido, la identificación y detención de estos “asesores” provocó –para los analistas de la cartera de Seguridad a cargo de Patricia Bullrich– “una sensible reducción de la cantidad de secuestros”.
“El descenso es el fruto del trabajo conjunto de las Fuerzas Federales, provinciales, de la Ufese y la División de Delitos Complejos que ha logrado, en tres años de gestión, pasar de unos trescientos secuestros al año, a cien. Es casi un 70% de este flagelo que tanto temor y daño provoca en la sociedad y buscamos reducirlo aún más”, indicó Eugenio Burzaco, secretario de Seguridad de la Nación.
Las organizaciones están conformadas por jóvenes sin profesionalización ni logística