La corona holandesa provocó una nueva polémica por una subasta
La familia real holandesa tiene una nueva polémica con el Estado de su país al revelarse que sus miembros realizarán una subasta de trece obras de reconocidos artistas de la pintura. La noticia generó malestar en historiadores y directivos de museos holandeses, que creen que las piezas deberían ser donadas y exhibidas a los ciudadanos por el valor histórico y cultural que tienen.
La subasta tendrá lugar el próximo 30 de enero en la sucursal de Nueva York de Sotheby’s. Según el comunicado que emitió la empresa, la pieza más importante es una obra de Peter Paul Rubens, exponente del movimiento barroco flamenco, que saldrá a remate por una base de 3 millones de dólares. Le siguen un dibujo de Rafael con base de un millón de dólares y una pintura de Cornelis Troost que partirá desde 400 mil dólares. Además, hay 12 lotes de porcelana china, piezas de plata y varias tulipas de cristal creadas por la firma Lalique. La base total de los objetos es de 5 millones de dólares pero puede aumentar según el interés de los ofertantes.
De todos modos, la controversia con el Estado holandés no es por el dinero sino por el valor histórico de las obras. Todas ellas tienen conexión con la cultura del país y por ese motivo las instituciones esperaban que la corona las donara en vez de comercializarlas. Una de ellas es la Asociación Rembrandt, que ayuda a los museos holandeses a comprar obras de arte especiales, y ya expresó su disconformidad con la decisión de la corona.
No es la primera vez que sucede un hecho de este estilo ya que en 2016 los mismos museos e historiadores protestaron al descubrir el remate de una pintura del indonesio Raden Saleh y 1.200 dibujos de la ciudad de Utrecht realizados en los siglos XVII y XVIII. Los registros de estas subastas llegan a 1988, cuando el príncipe Bernardo, abuelo del actual rey, remató varias pinturas, incluida la
de Murillo, para realizar inversiones privadas.
Como las obras pertenecen a la colección privada de la corona y no están dentro del registro de bienes culturales protegidos (N de R: se elaboró para evitar que obras de arte con gran valor históricoartístico salieran de los Países Bajos), el Estado holandés no puede iniciar acciones legales. Sin embargo, esto no es bueno para la familia real, que desde hace tiempo busca generar una imagen más cercana a los ciudadanos.
Además, la controversia por las obras de arte se suma a la polémica originada por la remodelación y reformas que el rey y Máxima realizaron en el castillo al que se mudó la familia. El presupuesto para la misma superó los 70 millones de dólares cuando inicialmente dijeron que saldría la mitad. Como las obras corresponden al Ministerio del Interior, tuvieron que dar explicaciones públicas sobre los costos. Esto no fue bien recibido por la sociedad, que se manifestó en contra de la lujosa vida que llevan los monarcas utilizando dinero público.
A las objeciones por un gasto edilicio, ahora sumó el remate de obras de arte