La Rioja, Santiago y Formosa, al tope en un ranking de baja calidad democrática
Es un informe realizado por Transparencia Electoral. Mide la alternancia en el poder y el cumplimiento de los derechos civiles y políticos. Tierra del Fuego y CABA, las mejores.
Desde la restauración democrática de 1983, en 7 de los 24 distritos nacionales los oficialismos nunca perdieron las elecciones a gobernador. La Rioja, Formosa, Santiago del Estero, San Luis, Santa Cruz, La Pampa y Neuquén son las provincias que detentan el récord, logro que solo comparten con Dakota del Sur en Estados Unidos. Tierra del Fuego, la Ciudad de Buenos Aires y Mendoza, al tope del índice de rotación electoral.
Los resultados cualitativos surgen del mapa de conflictividad electoral elaborado por la ONG Transparencia Electoral para dar cuenta de la alternancia en el poder y la medición de los derechos civiles y políticos de los ciudadanos, indicadores de la calidad democrática del país. De este modo, del estudio se desprende que el 62% del electorado argentino vive en distritos con niveles de conflictividad por encima de los recomendables.
“Argentina tiene sistemas electorales que se parecen más al de Corea del Norte que al de las democracias de los países desarrollados”, indicó a PERFIL Leandro Querido, director ejecutivo de Transparencia Electoral. Con respecto a las estadísticas que detalla el informe, Querido sostuvo que “en varios distritos del país se vulneran derechos políticos”, constituyendo así una ingeniería electoral que impacta en las instituciones democráticas.
Además de los niveles de alternancia, el estudio pondera diversas irregularidades electorales, como la utilización de recursos estatales en beneficio de una opción política, la destrucción de propaganda partidaria, la violación de la veda electoral, el robo de boletas, la entrega de dádivas a cambio de votos, las irregularidades en el escrutinio, entre otras distorsiones.
Entre las siete provincias que encabezan el ranking de deficiencia democrática, se registran importantes diferencias. En Formosa, por ejemplo, el gobernador Gildo Insfrán ganó todas las elecciones a las que se presentó con más del 70% de los sufragios, al tiempo que en Neuquén las diferentes líneas internas del Movimiento Popular Neuquino se alternan en el poder desde 1983, un aparente recambio dirigencial ante el electorado. Asimismo, la estadística comprende a las provincias que sí experimentaron rotación, como la Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos, Mendoza y Tierra del Fuego, en donde los oficialismos pierden o conservan el poder en elecciones reñidas, y a aquellos distritos en donde un reciente cambio político rompió la hegemonía oficial, como en Catamarca y Jujuy con sus primeras rotaciones en 2011 y 2015, respectivamente, o la provincia de Buenos Aires con el triunfo de María Eugenia Vidal.
Según el informe de Transparencia Electoral, Santa Cruz se encuentra “en las antípodas de lo que se entiende por representación espejo”, es decir que “si una lista política obtiene el 30% de los votos, le corresponde que se haga del 30% de los cargos en juego”. Tras la reforma constitucional que le permitió la re-reelección a Néstor Kirchner en la provincia, se produjo un cambio de tendencia: el oficialismo, con el 51% de los votos, obtuvo el 66,6% de las bancas, y la oposición, con el 46%, obtuvo sólo el 33% de los escaños. “Un sistema desproporcional con elevada distorsión”, detalló la ONG.