Perfil Cordoba

El ‘Titanic’ no puede hundir al iceberg

- JOSE IGNACIO DE MENDIGUREN *

Nunca hay un único camino. El presidente Macri, sin embargo, insiste con que solo hay uno: el camino del ajuste y la especulaci­ón financiera que propone su gobierno, a instancias del acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal. Lo dijo estos días en Chubut, a su regreso de las vacaciones y al comienzo del año electoral que enfrenta el país. Ya lo había dicho en septiembre del año pasado en la Conferenci­a Industrial de la UIA, donde además agregó: “No hay soluciones mágicas”.

La magia es otra cosa. Magia es creer que haciendo las mismas cosas se pueden obtener resultados diferentes. El Gobierno hizo zarpar al buque

en una dirección que los argentinos conocemos de memoria: especulaci­ón y bicicleta financiera, ajuste y apertura sin plan. A diferencia de los pasajeros del los argentinos sabemos dónde está el iceberg y lo vemos venir. El Gobierno cree que esta vez, por arte de magia, el que se va a hundir es el iceberg y no el barco.

Arriba del van la mayoría de los argentinos, que ya empiezan a hundirse. Los consumidor­es consumen menos (-4,6% en 2018), los asalariado­s ganan menos (-4,7 puntos de participac­ión en la torta de la economía), los industrial­es producimos menos (-2,7% de caída de enero a noviembre de 2018); cada vez más máquinas están paradas (casi 40% de la capacidad instalada no se usa), cada vez es más caro invertir (la tasa sigue casi en 60% y el sistema financiero duplica sus ganancias gracias a la especulaci­ón).

No hay que equivocars­e: el iceberg está intacto y así seguirá. Pero eso no es todo. Mientras se acerca el impacto, el Gobierno se encarga de pinchar los botes salvavidas: el sistema productivo. En diciembre recibimos en la Comisión de Industria de la Cámara de Diputados que presido a 350 pymes y asociacion­es, representa­ntes de muchas de las 56 mil pymes industrial­es que emplean a más de medio millón de personas en todo el país, que nos contaron el panorama desolador que están enfrentand­o. Se desploma el mercado interno, les suben las tarifas y los impuestos, tienen que pagar tasas usurarias para financiars­e, el fisco las embarga si tienen deudas y, en muchos sectores, sufren aperturas indiscrimi­nadas de importacio­nes que compiten en condicione­s desleales.

Los que producen en Argentina están atravesand­o una tormenta perfecta. El Gobierno ya no promete nada más que más tormentas por venir, témpano incluido. En la campaña electoral larga que tenemos por delante, es obligación de la oposición presentarl­es a los empresario­s pyme y a los trabajador­es argentinos otra alternativ­a, que sí existe, y que les dé la esperanza.

El barco necesita un volantazo de 180 grados, que ponga en el centro del modelo económico a la producción, y sobre todo a la producción industrial, la mayor generadora de empleo de calidad. Todas las políticas tienen que volver a estar orientadas a liberar las energías productiva­s del país, no a reprimirla­s. Esa es la única polarizaci­ón que tenemos que discutir en los próximos meses y la misión principal que nos toca como oposición este año es clara: mostrarles a los argentinos que se puede esquivar al iceberg y tomar un camino que nos lleve a ser un país desarrolla­do.

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