El hijo de la niñera, un nuevo detenido en la causa de los cuadernos
Lejos de su madre, Florencia Kirchner creció al calor del cuidado de Susana Iris Alfonso, conocida por todos como “Maquena”. Fue ella quien se hizo cargo de la crianza de Florencia cuando su padre era el gobernador por Santa Cruz y su madre, senadora por esa provincia y pasaba sus días en la Cámara Alta. La mujer se hacía cargo incluso del cuidado y supervisión de la joven cuando la familia se instaló en la Quinta de Olivos y acompañaba a Florencia y a sus amigas de vacaciones. El nombre de Maquena volvió en los últimos días a las páginas de los diarios por su hijo Isidro Bounine, el último detenido en el marco del caso conocido como “los cuadernos de las coimas”.
Fue precisamente por el vínculo de su madre con los Kirchner que Bounine, hoy de 39 años, llegó a trabajar con la ex mandataria como su secretario privado. Lo hizo después de que para ella trabajara una de sus hermanas, otra de las hijas de Maquena. En su trabajo, Isidro era un protegido tanto por la ex mandataria como por el propio Néstor Kirchner. Tal era la confianza que le tenían que manejaba con libertad el teléfono de CFK y tuiteaba desde la cuenta oficial de ella en la red social del pajarito.
Como varios secretarios kirchneristas, Bounine fue investigado por Claudio Bonadio cuando el matrimonio aún estaba en el poder. Entonces Bounine tuvo suerte. En 2010, la denuncia en su contra apuntaba a un llamativo crecimiento patrimonial que indicaba que en solo dos años había pasado de tener 15 mil pesos a más de 700 mil. Un año después, tras recibir los datos del peritaje ordenado al Cuerpo de Peritos de la Corte, Bonadio lo sobreseyó. Este martes, casi ocho años más tarde y tras la declaración del ex ministro de Hacienda de Santa Cruz, Juan Manuel Campillo, otro de los detenidos en la causa de los cuadernos, la suerte cambió para Bounine, quien debe rendir cuentas ante la Justicia sobre sus vínculos durante la era K.