Cine a bordo
Es común que en los aviones durante un vuelo proyecten una película para el entretenimiento de los pasajeros y que el viaje no les parezca tan largo. Es interesante recordar las primeras exhibiciones de cine a bordo de un avión que marcaron una tendencia en las líneas aéreas en años posteriores.
La primera experiencia fue en abril de 1925 cuando la Imperial Airways en un avión que había sido usado en la guerra como bombardero y fue luego adaptado para el transporte de pasajeros en la ruta de Londres a París, proyectó
Esa película (muda), rodada y estrenada ese mismo año, estaba basada en la novela del mismo título de Arthur Conan Doyle publicada en 1912 y que el autor había visto junto a su familia cuando se estrenó en un cine de Londres. La trama mostraba una meseta en América del Sur donde aún merodeaban los animales prehistóricos, uno de los cuales sería transportado a Londres para su estudio. El protagonista era el actor Wallace Beery y el atractivo principal del film eran los animales construidos en escala y la técnica de animación conocida como stop motion aplicada por primera vez en un largometraje.
Transcurrieron 36 años hasta que en 1961 la Trans World Airlines incorporó proyecciones de películas en sus vuelos de cabotaje en los Estados Unidos en la época en que Howard Hughes transfirió la compañía a un grupo empresario. El primer título elegido fue
un melodrama de John Sturges basado en una novela de James Gould Gozzens. El personaje protagónico, cubierto por Lana Turner, era la esposa de un abogado que había quedado impotente en un choque de automóviles y cuya insatisfacción la lleva a tener un romance secreto con su socio.
La primera película proyectada en un vuelo transcontinental, ese mismo año, fue
dirigida por Robert Mulligan y protagonizada por Rock Hudson y Gina Lollobrigida. Se trataba de una comedia romántica filmada en Italia, en Cinque Terre, Portofino, Lago de Albano y el rascacielos Pirelli de Milán. Narraba los problemas de un millonario cuando organiza un encuentro con su amante en su villa de Liguria y su propiedad es invadida por un grupo de jóvenes turistas. El actor Walter Slezak fue quien llevó la película al avión para que fuera exhibida en el vuelo.
Desde entonces el resto de las compañías adoptó el servicio de ofrecer cine a bordo, eligiendo títulos apropiados para todas las edades que no incluyeran en su argumento catástrofes aéreas.