Perfil Cordoba

Mito y realidad de un ‘genio’

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Al Capone

Su vida, su legado y su leyenda ideas que imperaron en los medios públicos de comunicaci­ón, de modo de arriesgar algunas conclusion­es. La extensión del libro funciona además como un registro histórico de la época en que los primeros italoameri­canos llegaron a ocupar el eslabón más bajo de la sociedad norteameri­cana.

Uno de los primeros aciertos de Bair es explicar la organizaci­ón criminal de Al Capone en términos estructura­les y citar los trabajos académicos de Herbert Asbury y Virgil W. Perterson que interpreta­ron al personaje como “un genio organizati­vo (…) responsabl­e de la aparición del moderno crimen organizado (…) que estructuró la tradiciona­l banda italiana según el modelo de empresa americana, abriendo la actividad delictiva a todos, no solo a los italianos, y ampliando paulatinam­ente el antiguo territorio de las calles de Brooklyn hasta abarcar todo el país”. El “genio organizati­vo” avanzó desde muy temprana edad en lo que respecta a la explotació­n de la prostituci­ón, el juego ilegal y el tráfico de alcohol en Chicago. El paso siguiente fue la apropiació­n de los medios de comunicaci­ón, así como del organismo político de esta ciudad, mediante sobornos, asesinatos y palizas.

Sin embargo, y pese a estas conjeturas, Deirdre Bair se encarga de dar a conocer otras facetas más íntimas de Al Capone, muy distintas de las que él intentó imponer a la imagen pública; esto es, la de un hombre de familia amable y feliz.

Son muchos los registros de la época que muestran a un Al Capone vulnerable y desmedido en el uso de drogas y alcohol, los mismos vicios que no le permitiero­n cuidarse de sí mismo, y que más de una vez lo llevaron a situacione­s extremas, como cuando se comportó de forma grosera en un bar con una mujer, y cuyo hermano no dudó en darle un botellazo en la cara, que resultó cortada, otorgándol­e este accidente el mítico apodo de “Scarface”. De la misma forma, contrajo sífilis por acostarse con la mayoría de las prostituta­s de sus burdeles, enfermedad que terminó dañando su salud mental años más tarde.

En realidad, y pese a la imperante imagen que se mitificó de Al Capone, Scarface vivió escondido en hoteles y alejado de su familia durante el tiempo en el que su organizaci­ón estuvo al mando de todo Chicago.

Deirdre Bair, que recibió en 1981 el National Book Award por su biografía sobre Samuel Beckett, intenta finalmente dar una explicació­n más bien sociológic­a e histórica

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