De la cocina al mundo
Mauro Colagreco tiene en París, la brasserie Grand Coeur y cuenta con sendos establecimientos en las localidades exclusivas de Courchevel, en los Alpes, y Cannes, en la Costa Azul. Además, tiene Azur en Pekín, y Carne en La Plata, Olivos y San Telmo. El chef, formado en la escuela del Gato Dumas, siempre dice que el primer día que entró en una cocina supo que ese era su lugar: un espacio deseado y equidistante, teniendo un padre contador y madre escribana. Define su cocina como mediterránea con algunos productos de América Latina, lejos de la complejidad, “con acidez y algunos amargos”. Desembarcó en Francia en 2001, tras haberse planteado instalarse en España por el idioma y a causa del “fenómeno” Ferran Adrià. “Francia seguía siendo la referencia (...) para la adquisición de las bases clásicas”, dijo en una ocasión. En 2006 abrió Mirazur, con el que conquistó el mundo de la cocina. Menos de un año después se convirtió en el primer argentino en obtener una estrella Michelin. La segunda la recibió un lustro después. Ahora, ya tiene las tres.