Bolsonaro, una suerte para Macri
bolivariana. De hecho, la Venezuela de Chávez en 2012 se sumó al Mercosur superando el veto que colocaba el Congreso de Paraguay cuando se suspendió a ese país por el golpe institucional a Lugo.
El Mercosur es Brasil, país que concentra dos terceras partes de casi todo en Sudamérica: territorio, población, PBI. Sería inimaginable un Mercosur sin Brasil, y a nadie se le hubiera ocurrido hacer lo mismo que con Paraguay y suspenderlo, a pesar de que
no haya muchas diferencias entre la destitución de Lugo por el Congreso de su país y la de Dilma Rousseff por el suyo.
Lula, Chávez, Kirchner hasta por edad representan la última generación de políticos con categorías del siglo XX y la Guerra Fría. El embajador colombiano en Argentina cuando presidía su país Juan Manuel Santos, Alejandro Navas, quien había sido antes comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de su país, simplificó la época diciendo que los militares latinoamericanos eran soldados a sueldo de los norteamericanos para cazar comunistas y que desde la caída del Muro de Berlín se quedaron sin trabajo.
Lula, Chávez y Kirchner son los últimos “comunistas” contemporáneos de la Guerra Fría; así llama Bolsonaro a Lula y al Partido de los Trabajadores, imagino que sabiendo que no son comunistas pero son el último significante de una época donde sí había comunistas y al haber sido educados en ese contexto, siguieron pensando el mundo y la política con categorías del siglo XX.
Así como Bolsonaro, del otro lado del Atlántico, otra admiradora de Trump es la ultraderechista Marine Le Pen, quien perdió por pocos votos con Emmanuel Macron pero tiene posibilidades de ser la futura presidenta de Francia. Ella pide que su país, además de abandonar el euro como moneda, deje la OTAN bajo el argumento de que fue hecha para defender a Europa de la ex Unión Soviética y el comunismo, que ya no existen más.
Ya sin la posibilidad de conflicto bélico entre democracias liberales y “democracias sin libertad” (la ex
Unión Soviética y la China actual, donde se vota a los representantes de un solo partido pero nunca de diferentes partidos), la guerra dejó de ser militar para pasar a ser comercial; en este mundo ya no importa que el Mercosur sea útil para defenderse del militarismo y las amenazas derivadas de una guerra con armas para pasar a ser un instrumento de defensa en la guerra comercial. Es probable que Bolsonaro y Macri sean los primeros presidentes de una Argentina y un Brasil unidos para potenciar su comercio, unidos más por el pragmatismo económico que por la ideología.
Entre 2002 y 2006 fui secretario de la Cámara de Comercio Ruso-Argentina (Perfil licenciaba una revista en ese país) y recuerdo haberle preguntado al canciller de Rusia, Igor Ivanov, qué pensaba del BRIC; con sinceridad sin filtro me respondió que por supuesto Rusia, India y China son potencias pero no Brasil porque no tenía bomba atómica y para ser una potencia mundial era imprescindible también ser una potencia militar para defender los intereses económicos. El canciller ruso, quien sirvió tanto a Boris Yeltsin como a Vladimir Putin, estaba describiendo la lógica mundial hasta el siglo XX, en el cual las potencias solucionaban sus crisis económicas haciendo una guerra para apropiarse de los recursos del vencido. Ese tipo de guerras explícitas, físicas y militares ya no son tan posibles en el siglo