Para afrontar la crisis, la cuenca lechera apela al asociativismo y la diversificación
Mientras que las grandes empresas industrializadoras están ahogadas financieramente, los tambos se redimensionan para aprovechar un contexto favorable de precios altos.
El mercado de consumo final de lácteos, por estos días, muestra simultáneamente señales irregulares: incremento de precios, desabastecimiento en comercios o supermercados y caída del consumo.
Al mismo tiempo, industrias emblemáticas del sector están en bancarrota financiera y el fantasma del desempleo sobrevuela las localidades donde están radicadas sus plantas procesadoras.
Finalmente, los productores tamberos obtienen mejores precios, cercanos al valor deseado de referencia de 30 centavos de dólar por litro, pero apenas si alcanza para recuperarse de un segundo semestre de 2018 muy complicado por factores climáticos y la devaluación.
Este escenario de riesgo e incertidumbre está forzando a los actores del sector a diseñar nuevas estrategias empresariales que contemplen oportunidades y amenazas en cada etapa del proceso, desde el corral hasta la góndola.
La cadena de valor. En los análisis del sector lechero, el precio es la variable que concentra, generalmente, mayor atención. Cuánto paga el consumidor y cuánto recibe el tambero por litro de leche producida aparecen como las cuestiones determinantes.
Los datos más recientes del Observatorio de la Cadena Lác tea (Ocla) muestran la participación de cada eslabón de la cadena de valor y su evolución interanual.
En el último informe del Ocla se puede observar cómo los productores y el Estado -vía impuestos- han alcanzado una porción mayor, en detrimento de industriales y comercializa- dores.
Como cada uno de estos actores opera en condiciones particulares de su sector, esta secuencia es útil, además, para comprender cabalmente de qué manera el precio y oferta disponible para el consumidor es resultado del efecto diverso que una misma variable puede tener en distintos eslabones de la cadena de valor.
Un ejemplo claro es el tipo de cambio. En una economía bimonetaria como la argentina, la ecuación no es tan simple como para pensar que una devaluación implica automáticamente mayor competitividad de nuestros productos exportables.
En los tambos argentinos, los costos de la producción de leche están dolarizados en la práctica. Los insumos para la alimentación de los animales varían sus precios con la fluctuación de la moneda extranjera. La Lácteo (Córdoba) En noviembre pasado entró en concurso de acreedores. Solo en cheques rechazados, la deuda asciende a casi 170 millones de pesos.