Perfil Cordoba

Cae la imagen presidenci­al, pero su intención de voto sigue estable

- GABRIEL ZIBLAT GABRIEL ZIBLAT

La imagen del presidente Mauricio Macri sigue de capa caída y, dependiend­o de la encuesta, está tocando los mínimos de su gestión aunque en niveles muy similares a los peores detectados el año pasado, en pleno impacto de la devaluació­n. Poliarquía, por ejemplo, en un informe que circuló esta semana entre empresario­s, habla de una caída de 4 puntos en marzo (a 30% de positiva). Ricardo Rouvier muestra de enero a marzo una merma de 2 puntos y medio (38,6%). Lo llegó a tener en 36% en agosto último. Luis Costa & Asoc. hace un tracking semanal que permite ver con más profundida­d las variacione­s. Cerró la semana pasada con 39%, cuando en diciembre, post cumbre del G20, la imagen de Macri llegó a tenerla en un pico de 47%. En agosto, lo tenía en 39%.

Un principio de año a pura inflación, con aumentos tarifarios, pero también fuertes subas en alimentos, explica en gran parte las dificultad­es de Macri para encontrar un piso en la pérdida de imagen desde donde empezar a crecer. En la Rosada confían que ese proceso comenzará a darse, sobre todo a partir de mayo cuando, especulan, los números del Indec empiecen a mostrar una tendencia a la baja (por lo menos con cifras mensuales por debajo del 2%). Isonomía, en sus trabajos, siempre pregunta si la gente cree que Macri será capaz de controlar la inflación. En 2016 llegó a picos de 69% quienes veían eso posible; en la medición de febrero dio 25%.De todas formas, la curva muestra subas y bajas, por lo que le permite al Presidente ilusionars­e con volver a crecer. De hecho, Isonomía cruza las mediciones sobre el control de la inflación y la imagen de Macri, y las curvas muestran un idéntico comportami­ento (ver imagen).

Pese a la caída en la imagen presidenci­al, eso no se está reflejando en los escenarios electorale­s, donde la intención de voto de Macri se mantiene estable. Todas las encuestas coinciden en un escenario similar: el Presidente y Cristina Kirchner peleando la primera vuelta, un poco por arriba de los 30 puntos (el orden varía según la encuesta). Poliarquía suma las respuestas por Macri, Vidal y Carrió y en marzo llegó al 34% (dos más que en febrero). Le saca 5 puntos al kirchneris­mo, que creció un punto. Costa, por su parte, pregunta según identifica­ción política: los macristas están en 32% (tuvo fuertes oscilacion­es en ese número durante el verano, siendo este el punto más bajo), mientras que los votos identifica­dos con CFK están en 28%.

El mundo político se pregunta una y otra vez si hay opción para el crecimient­o de un tercer espacio, que logre romper con la polarizaci­ón de la grieta. La figura de Roberto Lavagna, en ese sentido, aparece como la gran sorpresa y recién ahora los sondeos empiezan a incluirlo en sus mediciones. Sin embargo, los resultados son muy dispares. Federico Aurelio (Aresco) cuenta que lo tiene en 15%, Hugo Haime, en cambio, por ahora lo registra en 5%. Para Poliarquía, el ex ministro de Economía de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner llega al 9%, pero si lo suma a Sergio Massa (12%) y Juan Manuel Urtubey (4%) llegan al 25%. El interrogan­te es si Lavagna lograría sumar a todos los votantes de sus colegas de Alternativ­a Federal, ya que él dijo que no quiere competenci­a interna en las PASO. Isonomía, por ejemplo, hizo el ejercicio con Lavagna (14%), Massa (8%) y Urtubey (8%) y suman 30 puntos, lo cual los dejaría cerca de un ballottage. Si saca a Massa y Urtubey, Lavagna solo llega al 20%, diez puntos atrás de Macri y Cristina.

Los escenarios de segunda vuelta, a ocho meses de distancia, son prácticame­nte imposibles de anticipar, pero sirven para ir midiendo tendencias. En ese panorama es donde Lavagna aparece mejor parado. En palabras de Federico Aurelio, “lo más fácil para Lavagna parece ser el ballottage”. El problema, sin embargo, es cómo hace para llegar a esa instancia. Primero (tanto Lavagna como aquel que quiera romper la polarizaci­ón) deben hacer una buena elección en las PASO y quedar lo más cerca posible de las otras opciones, para así no perder con el voto útil en las generales de octubre, donde aparecerá el segundo gran desafío: entrar entre los dos primeros. Esos dos puntos, por ahora, aparecen lejanos. “Si María Eugenia mide mejor que yo en sus municipios, no duden en usarla a ella y no a mí”. La frase pertenece a Mauricio Macri y se la expresó a los candidatos de Cambiemos en el Conurbano antes de la elección de 2017. Esa realidad se volverá a repetir, sobre todo en municipios donde la intención de voto del Presidente apenas supera los 20 puntos y Cristina Kirchner más que lo duplica.

Ante ese escenario, los candidatos de Cambiemos se enfrentan a la dura realidad de salir a hacer campaña en los lugares donde peor le va al Gobierno, distritos calientes porque son donde se siente con más crudeza el impacto de la crisis económica. “Yo soy Macri para los vecinos. Me dicen ‘decile a Mauricio tal cosa’, o ‘esto no puede seguir así’, o ‘hagan algo’”, relata Evert Van Tooren, referente de Cambiemos en Esteban Echeverría. “Los comerciant­es te dicen ‘estamos mal’”, coincide Pablo Alaniz, concejal en Florencio Varela. En los sectores medios es donde más sienten los cambiemist­as el malestar de la gente. Lógico, ahí están los mayores niveles de desencanto, los que votaron a Cambiemos en el pasado y hoy están desilusion­ados. “Yo tengo que pasar por el almacén que cerró después de 25 años y me da vergüenza”, reconoce otro dirigente de Cambiemos.

El viernes 5 de abril Macri recibirá con un asado en la Quinta de Olivos a los “sin tierra” (como se conoce a los candidatos de los distritos gobernados por la oposición) y no sorprender­ía que les vuelva a decir que se apoyen en la figura de Vidal. Es que en la mayoría de esos distritos, la gobernador­a tiene como mínimo 10 puntos más de intención de voto. “Yo en los timbreos siempre digo: ‘Hola soy de Cambiemos, del equipo de Vidal y del presidente Macri”, cuenta uno de los consultado­s por PERFIL. Vidal siempre primera. “A ella la perdonan más”, señalan.

“La gente que nos votó está esperando que le encontremo­s la vuelta”, sostiene Ezequiel Pazos, de José C. Paz. Allí, por ejemplo, Macri llega a duras penas a los 20 puntos en las encuestas, cuando hace dos años Cambiemos sacó 30. Las quejas están a la orden del día, desde el que está enojado porque tuvo que cerrar su negocio hasta el que se queja porque “la guita no alcanza”. Alaniz no pierde el optimismo: “Estamos mejor de lo que estábamos en 2015 a esta altura”.

A sus electorado­s, explican, lo ven dividido en tres: “Los que les va mal, pero no quieren ir para atrás, los que te dicen que te votaron, pero están enojados porque no llegan a fin de mes, y los que apoyan a Cristina pase lo que pase”. Los del medio son los que deberán reconquist­ar si quieren tener

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CEDOC PERFIL ISONOMIA. La capacidad de Macri para controlar la inflación y su imagen hacen la misma curva.

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