Expectativa en EE.UU. por el contenido del documento final sobre el Rusiagate
El secretario de Justicia de Estados Unidos, William Barr, examinaba hoy el informe del fiscal especial Robert Mueller sobre el llamado caso Rusiagate, la supuesta injerencia de Moscú en las elecciones de Estados Unidos de 2016, que podría marcar un punto de inflexión para Donald Trump y tener un papel crucial en las elecciones de 2020.
Barr evaluaba qué tramos de la investigación compartirá con el Congreso y, por lo tanto, hará públicos.
“Estoy revisando el informe y creo que podré estar en condiciones de avisarles (a los legisladores) de sus principales conclusiones este fin de semana”, tuiteó Barr.
La oposición demócrata exige que se publique antes de que sea entregado a Trump.
Habitualmente rápido para reaccionar, el presidente se marchó el fin de semana a jugar golf en su club Mar-ALago, y aún no ha dicho ni una palabra, aunque desde hace meses califica al informe como “ilegal” y denuncia ser víctima de una “caza de brujas”.
“La Casa Blanca no ha recibido el informe del fiscal especial ni ha sido informada” sobre su contenido, tuitió la vocera de Trump, Sarah Sanders, y subrayó que los próximos pasos dependen de Barr.
El informe de Mueller es vital para Trump, para el Congreso –tanto para oficialistas como para opositores– y también para la prensa.
El documento debe responder dos preguntas centrales: ¿el equipo de Trump trabajó de la mano con Moscú durante la campaña de 2016?, y ¿el 45° presidente de Estados Unidos intentó entonces obstruir la Justicia?
Según el informe “transformará el panorama político” del país, alimentando las posibles presiones para un juicio político a Trump, u ofreciéndole la posibilidad de venganza.
El fiscal Mueller no recomienda nuevas inculpaciones tras su investigación, aseguró la prensa estadounidense.
Si no hay revelaciones devastadoras, Trump podría salir reforzado del episodio, sobre todo si, como lo anticipan muchos legisladores, la investigación concluye que no existió colusión con Rusia.
Pero muchos observadores creen que Trump podría ser acusado de haber intentado obstruir las pesquisas, por la presión verbal que ejerció sobre el ex secretario de Justicia Jeff Sessions y su adjunto Rod Rosenstein, o incluso por la abrupta destitución en mayo de 2017 del entonces jefe del FBI, James Comey.
Mueller, ex jefe del FBI bajo los gobierno de George W. Bush y Barack Obama, fue nombrado en mayo de 2017 “fiscal especial” por el Departamento de Justicia para garantizar la independencia de las investigaciones sobre este caso extremadamente sensible.
Su investigación provocó la caída del ex jefe de campaña de Trump, Paul Manafort, y de su ex abogado personal, Michael Cohen, ambos condenados a prisión por malversaciones varias y falso testimonio.