Perfil Cordoba

“Con Lavagna no tengo una relación de filibuster­os”

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Crece en las encuestas el espacio que no está representa­do ni por el Gobierno ni por el kirchneris­mo. ¿Se correrá a competir contra Vidal en la Provincia, enfrentará a Lavagna o luchará por la vicepresid­encia?

le dimos la pelea por Ganancias. La ventajita la sacó él cuando puso a los familiares en el blanqueo. A partir de ahí empieza la pelea. Es otra de las cosas en las que cometí el error de darlas por sobreenten­didas de cara a la sociedad. Cometí el error de no hablarlas con firmeza, de no llamar a una conferenci­a de prensa. Conecta con lo que vos decís de la palabra plena. Y con una falta de asertivida­d que en algún momento me caracteriz­ó. Lo hice en la teoría de creer que la sociedad no quiere que nos peleemos. Pero la sociedad quiere que le digamos la verdad. A veces, decir la verdad puede ocasionar una pelea. Pero es transmitir exactament­e qué está pasando. Hay una cosa concreta: el Presidente un día me llamó siete veces desde Colombia pidiendo que pusiera un artículo en la ley que habilitara a sus familiares y a los familiares de los funcionari­os públicos a blanquear. Me negué y él se dio por enojado. A partir de ahí, empezó el ataque sobre el oportunism­o, aquello de “Ventajita”. Algo que terminan de instalar con la pelea por Ganancias. Dije en ese momento que el doble de argentinos iba a terminar pagando Ganancias. Y que no solamente no iban a cumplir un compromiso previo sino que iban a destruir a un millón de trabajador­es más. En la Argentina, pagan Ganancias 2.200.000 personas. También pagan jubilados (grita). El señor que prometió que no iba a haber más impuesto a las ganancias en el país duplicó la cantidad de personas. Pero resulta que el oportunist­a soy yo.

—¿Allí aparecen los trolls? —El Gobierno gasta millones en ellos. Gasta millones que no están en los medios tradiciona­les. Están en Facebook y Google, se niegan a explicar cómo funciona ese mecanismo. Cuestiones que se niegan a tratar en la ley de financiami­ento a la política. Si tuvieran para gobernar el talento y la creativida­d que ponen en las redes, el resultado de la gestión sería otro. Pero tienen plata y con ello destruyen a quienes aparezcan. Destruyen, interviene­n en conversaci­ones. Tienen call centers armados. En San Telmo, alguno en Balcarce… Supongo que cuando termine este gobierno algún juez se animará a llevar adelante la denuncia que hizo Graciela Camaño al respecto.

—¿Es verdad que Cristina Kirchner le preguntó a Roberto Lavagna si se iba a presentar, inmediatam­ente después de la tapa de PERFIL de diciembre en la que Gustavo González lo calificó de “cisne negro”?

—No que yo sepa. Hablé con Roberto desde aquella tapa hasta acá no menos de veinte veces. Y creo que no.

—¿Es cierto que vos le dijiste: “Roberto, soy una persona joven; si vos te presentás, puedo esperar, pero contestame si vas a ser candidato” y él te respondió que no?

—Hablé con él cuando salió aquella tapa. Le pregunté si realmente tenía ganas y contestó que lo que quería era ayudar a construir una alternativ­a. Algo muy valioso en sí, más allá de si eso después nos llevará a competir o a compartir, a colaborar y trabajar juntos. En definitiva, eso es algo que decidirá la gente. Pero lo que se reafirmó una vez más es el compromiso de seguir en el camino que encaramos juntos: el de defender la Argentina del trabajo y de la producción.

—¿Te dijo alguna vez “yo ya te apoyé tres veces, ahora vos me tenés que apoyar a mí”?

—Tampoco. Tenemos mucha confianza y honestidad en el diálogo, además de la fraternida­d personal, vincular y familiar, como para no plantear las cosas de esa manera. Mi relación con Lavagna es de afecto y de respeto mutuo, no de filibuster­os. No se trata de

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