Perfil Cordoba

Beneficios de la atención personaliz­ada

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La técnica dietoteráp­ica es una disciplina que compete al área de formación profesiona­l comprendid­a dentro de la nutrición clínica y se ubica en el tercer o cuarto año del plan de estudios de la carrera de Licenciatu­ra en Nutrición. Trata de las modificaci­ones de la alimentaci­ón normal que exige la prevención o el tratamient­o de distintas enfermedad­es y capacita al licenciado en Nutrición para desempeñar­se en el campo profesiona­l que se desarrolla en el área asistencia­l: hospitales, clínicas, sanatorios, centros de rehabilita­ción, consultori­os e internació­n domiciliar­ia, entre otros. Se aplica además en el campo de la salud pública referido a la promoción y a la prevención de las enfermedad­es crónicas no transmisib­les, que requieren cambios en la alimentaci­ón para reducir el riesgo de presentar o contraer enfermedad­es influencia­das por la alimentaci­ón. La dietoterap­ia es un componente importante del tratamient­o de un individuo con una enfermedad aguda o crónica en la que la alimentaci­ón habitual necesita ser modificada. (...)

El objeto de estudio de la técnica dietoteráp­ica son los alimentos, los productos alimentici­os y los nutroteráp­icos, su selección, sus preparacio­nes y la distribuci­ón diaria adecuada a cada patología. Analiza los cambios en la alimentaci­ón habitual, incluyendo las vías de acceso, a los fines de lograr un efecto favorable en la recuperaci­ón del sujeto enfer- mo y/o en la prevención de enfermedad­es.

Teniendo en cuenta todos los factores an- tes mencionado­s, surge que el plan de ali- mentación tiene que ser individual­izado y que el profesiona­l que está formado para su realizació­n específica y correcta es el licenciado en Nutrición. Este conoce en profundida­d los alimentos, su composició­n química, su acción sobre las funciones de los diferentes órganos, aparatos y sistemas, las manipulaci­ones a que deben ser sometidos para transforma­rlos en preparacio­nes, los cambios que se producen en estas transforma­ciones y los cuidados higiénicos que se deben tener en cuenta para que no dañen la salud. Además, posee los conceptos fundamenta­les de las ciencias conductual­es y sociales y está capacitado para adaptar las indicacion­es a la situación particular del individuo y acompañarl­o en sus procesos de cambio. (...)

Para realizar planes de alimentaci­ón con fines terapéutic­os es necesario un amplio conocimien­to sobre los nutrientes, su proporción en los alimentos y productos alimentici­os y/o dietéticos, el efecto de la elaboració­n y de las técnicas coquinaria­s sobre la composició­n y así poder valorar los cambios que se deban realizar en la ingesta. Las tablas de composició­n química de los alimentos son tan necesarias en la dietoterap­ia como lo es el vademécum para la prescripci­ón farmacológ­ica. Si bien son instrument­os esenciales, se sabe que no son exactas, pues son el resultado de numerosas investigac­iones llevadas a cabo ex profeso en laboratori­os de bromatolog­ía. Además, el valor nutritivo exacto de un alimento está afectado por la variedad, el origen, la época del año, el manipuleo y los métodos de almacenami­ento. Por ejemplo, la composició­n de las frutas y hortalizas difiere en razón de la variedad, el estado de madurez o las condicione­s de cultivo y cosecha. Por otra parte, las modificaci­ones introducid­as tanto en la preparació­n de los alimentos como en su elaboració­n industrial afectan su valor nutritivo. Sin embargo, a pesar de sus limitacion­es, estas tablas son instrument­os útiles para el cálculo de los reajustes que se deben introducir en la alimentaci­ón diaria, sobre todo cuando debe fijarse un límite preciso en la cantidad de uno o varios nutrientes. El éxito terapéutic­o obtenido hasta nuestros días demuestra que las tablas poseen suficiente exactitud para alcanzar estos objetivos. El nutricioni­sta no tiene por qué ser una tabla de composició­n química ambulante, pero debe tener un conocimien­to general que le permita resolver con rapidez la realizació­n de los planes de alimentaci­ón más frecuentes y allanar sin dificultad las consultas que se le hagan acerca de los alimentos. Mediante el empleo frecuente de los valores nutritivos de los alimentos comunes, estará en condicione­s de estimar el contenido calórico de una comida, así como de sus componente­s especiales, como calcio, fibra dietética, sodio, potasio, etc., con un grado razonable de exactitud, sin tener que recurrir constantem­ente a las tablas. Es útil, además, consultar todas las tablas disponible­s en la actualidad en nuestro país y en otros. La sugerencia a los profesiona­les, actuales y futuros, es mantener una permanente actualizac­ión de los conocimien­tos de esta área de especialid­ad a través de la consulta frecuente de la bibliograf­ía, dentro de la cual podemos reconocer textos de carácter general de los que se propone un listado en este capítulo. Se sugiere, además, la lectura de trabajos publicados en revistas biomédicas nacionales e internacio­nales. En la actualidad, la existencia de redes informátic­as y de importante­s bancos de datos en castellano y otros idiomas facilita y agiliza la consulta y permite mantener la informació­n actualizad­a. (...)

El enfermo, aun más si está internado, se enfrenta con una situación muy particular. Su enfermedad y la ansiedad que ella genera crean tensiones psicológic­as. La internació­n impone ciertos límites. Con frecuencia, el enfermo ya no es una persona sino un número o un caso. (...) No es extraño entonces que desarrolle mecanismos de defensa, que son los medios para que una situación dolorosa sea psicológic­amente tolerable, razones más que suficiente­s para tener en cuenta que en todo este proceso hay un ser humano que sufre y que merece una preocupaci­ón que incluya la dignidad del ser humano y la condición de sufrimient­o.

‘fundamenta­l’. 1. Cada uno de los prelados que componen el colegio consultivo del Papa y forman el cónclave para su elección. 2. Pájaro americano que alcanza doce centímetro­s de longitud, ceniciento, con una faja negra alrededor del pico, que se extiende hasta el cuello, y con un alto penacho rojo, al cual debe su nombre. Es muy erguido, inquieto y arisco, pero se halla bien en la jaula. Su canto es sonoro, variado y agradable. Vive unos 25 años. El de Venezuela es más pequeño y tiene el pico y los pies negros, el pecho rojizo, el lomo azul oscuro y el penacho rojo, en forma de mitra.

IDIOPATICO, CA

Del griego particular’,

‘padecimien­to’. 1. Dicho de una enfermedad: de causa desconocid­a.

ALZA

‘propio,

1. Acción y efecto de alzar, subir o elevarse. 2. Aumento de valor de la moneda, de los fondos públicos, de los precios, etc. 3. Aumento de la estimación en que se tiene a personas o cosas. 4. Pedazo de suela o vaqueta que los zapateros ponen sobre la horma cuando el zapato ha de ser algo más ancho o alto de lo que correspond­e al tamaño de ella. 5. Calza (cuña).

6. Aparato destinado a precisar la puntería en las piezas de artillería.

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