Tres parejas desparejas
Y, enérgico en la queja, se permitió una humorada: “Bonaerenses y bonaerensas (ésta la tenía pensada hace rato)”.
Emparejadas por distinta circunspección, María Eugenia y Cristina se mostraron más tranquilas que el resto. Como una “apostolesa”, la gobernadora saliente de Buenos Aires reconoció pronto la derrota y destacó su propia vocación de servicio y su elección por la Provincia. “Este es un proyecto pospuesto”, dijo, anunciando que su carrera no está eclipsada, ni mucho menos. Como una viuda insigne, Cristina recordó desde el escenario a sus el actual Presidente hizo un discurso que –por fin– sonó genuino. Macri felicitó al presidente electo, reveló que se reuniría con él en un desayuno y destacó, satisfecho –al fin y al cabo, los guarismos lo consolidan como líder de la flamante oposición–, que seguirá comprometido en “cuidar la democracia y la República”. “Juntos”. El presidente electo, por su parte, tan conciliador como su antecesor, pero mucho más emocionado, agradeció al pueblo, a sus contrincantes y también a Néstor Kirchner –“donde estés”, dijo–. Y con el índice en alto, ya sin presiones de construcción