El crimen homofóbico que horrorizó hasta a un fiscal con 20 años de carrera
“Nunca vi nada igual”. Esa frase, en relación con un crimen, podría ser expresada por cualquier persona que se haya topado con un cadáver sin previa experiencia y, desde luego, no sorprendería. Pero que la haya vertido un experimentado fiscal acostumbrado a lidiar con homicidios da cuenta de la magnitud de los actos cometidos por Tomás Cerletti (22), quien asesinó de 16 puñaladas y una docena de patadas a una trans, en las inmediaciones de la terminal de ómnibus de la ciudad de La Plata.
El brutal crimen se perpetró el sábado 26 de octubre en calles 2 entre 41 y 42 y tuvo como víctima a Walter Chirinos, una mujer trans de 49 años que no hizo el cambio registral, que se cruzó con quien sería su atacante y, aparentemente, lo “piropeó”, explicó Marcelo Romero, titular de la UFI N° 6, que se hizo cargo de la investigación. “Me dijo ‘qué lindo que sos’ y yo lo pinché”, le habría confesado el imputado, ya apresado, a otro interno dentro de los calabozos de la Comisaría 4ª de Berisso, donde se aloja momentáneamente. Sin embargo, en la indagatoria ante Romero obedeció a su abogado y no declaró, por lo que todo lo dicho anteriormente carece de validez. Sí abrió la boca, en tanto, para espetarle al fiscal, antes de retirarse y a menos de dos metros de distancia: “Vos sos un sorete”.
Si bien al principio Romero admitió que no le “parecía creíble” el ataque fundamentado en la galantería, con el paso de las horas el curso de la investigación se orientó, efectivamente, hacia ese lado. No hay evidencias que relacionen a los implicados, ni argumentos sólidos para analizar otras hipótesis. En la casa que Cerletti comparte con su padre se hallaron marihuana y armas sin numeración, que nada tienen que ver con el hecho en sí. Por su parte, se esperan los resultados psiquiátricos de los estudios a los que será sometido.
Tras la autopsia, se determinó que la víctima recibió 16 puñaladas; una en el pulmón fue la mortal. En tanto, por la fatal embestida terminó también con un estallido de globo ocular y con la destrucción del intestino. Para repudiar el crimen, un importante grupo de personas se reunió el viernes en donde se perpetró, con el fin de recordar a “la Chicho”, como se conocía a Chirinos. Entre otras banderas, surgió una en donde se leía: “Qué lindo sos”, la sentencia que, sin saberlo, llevó a la tumba a su propulsora.