Bolivia: se fue el jefe de la misión de la OEA que auditará las elecciones
El mexicano Arturo Espinosa había criticado el proceso electoral boliviano. La oposición sigue denunciando fraude en los comicios.
La auditoría estará lista en doce días, y Evo Morales aseguró que la va a respetar
Las protestas contra la reelección del presidente Evo Morales cayeron ayer en intensidad, cuando miles de personas acudieron a los cementerios a honrar a sus muertos, pero creció la incertidumbre sobre la auditoría de una misión de la OEA a los comicios del 20 de octubre, tras la renuncia de su titular, el mexicano Arturo Espinosa.
“Vamos a ser respetuosos del informe de la OEA”, declaró ayer Morales horas después de la renuncia de Espinosa para favorecer la “imparcialidad”, tras admitir que había publicado artículos críticos sobre el mandatario boliviano.
Imparcialidad. “He decidido retirarme de la auditoría para no comprometer su imparcialidad. Debí informar a la OEA sobre manifestaciones públicas previas acerca del proceso electoral de Bolivia”, tuiteó Espinosa, quien había puesto en marcha el proceso de verificación junto al canciller boliviano, Diego Pary.
El especialista mexicano había llegado el jueves a La Paz junto a los primeros técnicos enviados por la entidad regional para investigar el fraude electoral que denuncia la oposición.
Un repentino cambio de tendencia en el recuento preliminar, que pasó de prever una segunda vuelta con el opositor Carlos Mesa a dar el triunfo en primera ronda a Morales, provocó el día después de los comicios las denuncias de fraude.
La delegación, integrada por unos treinta expertos, trabajará durante doce días auditando el escrutinio, tras un acuerdo con el gobierno de Morales, pero la oposición rechaza la auditoría al denunciar que no fue consultada sobre sus condiciones.
El edificio donde realizan su trabajo y el hotel cercano donde se alojan los técnicos registraron protestas en el exterior a lo largo del viernes.
Los manifestantes denuncian que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, avaló la candidatura a la reelección del presidente boliviano pese a que la oposición la considera ilegal.
Protestas. Ayer la situación estaba más tranquila en el país, aunque persistían la tensión, los paros cívicos y los bloqueos en varias ciudades.
Los bolivianos acudieron masivamente a los cementerios a honrar a sus muertos en la festividad católica del Día de los Difuntos, mientras la fiscalía anunciaba el arresto de seis sospechosos de los homicidios de dos manifestantes opositores en el poblado de Montero, en la región oriental de Santa Cruz, el miércoles.
Los funerales de ambas víctimas se realizaron el viernes, mientras en varias ciudades, incluida La Paz, manifestantes opositores hicieron vigilias con velas en plazas en memoria de ellos.
Distraccionismo. La oposición boliviana rechaza la auditoría de la OEA, porque cree que se trata de “una maniobra distraccionista para mantener a Morales en el poder”.
El informe de la misión de la OEA debe estar listo en dos semanas, y el apoyo de Morales a esta auditoría sería una señal de que piensa que le será favorable para sellar un cuarto mandato hasta 2025.
Los movimientos opositores han ido radicalizando su discurso y ya no quieren la auditoría ni un ballottage, sino la anulación de la votación y la convocatoria a nuevas elecciones generales.
En medio de las protestas y la controversia sobre la auditoría, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) anunció el cómputo final de los comicios, ratificando la reelección de Morales, con el 47,08% de los votos, seguido por Mesa, con 36,51%.
Según la ley, por la diferencia de más de 10 puntos sobre Mesa, el presidente ganó un cuarto mandato hasta 2025.
Para Mesa, el cómputo final “demuestra” que Morales consolidó un “fraude” y “una agresión a la buena fe de la comunidad internacional”.