¡Mandar fruta y cualquier verdura!
“¡Las cosas que hace la gente con las frutas!”, me dijo hace tiempo el encargado de esta sección de Coto. Después de años de estar mirando a señoras que sacuden los melones, a hombres que golpean las manzanas con tic de dos dedos, a gente que huele, que arranca, que escucha algo dentro de un zapallo, el hombre no se hubiera inmutado siquiera ante el trabajo del italiano Fulvio Bonavia.
Este diseñador gráfico en sus comienzos y fotógrafo en la actualidad presentó
(Una cuestión de gusto), un libro “rico” en imágenes de objetos de moda pero realizados con productos comestibles que rinde homenaje contemporáneo al gran Giuseppe Arcimboldo, un adelantado en estos temas.
Una combinación sofisticada entre la gastronomía, la alta costura y el diseño que transforma una feta de jamón crudo en una joya, dos berenjenas es unos preciosos zapatos chatos y un puñado de frambuesas en una carterita que da ganas de usar,
hay} como única prenda, en un cóctel.
Nada se puede comer ni nada se puede sacar del ámbito del estudio fotográfico. En esa doble negación hay algo de discurso, no necesariamente deliberado –quizá todo sea demasiado perfecto, demasiado “cool”–, para habilitar zonas de tensión con los mundos del arte, la gastronomía y la moda que son, a esta altura, planetas post humanos de creación.
Sin embargo, mientras haya una rendija por donde atravesar el hilo de la crítica y dar algunas puntadas sobre la anulación del placer que estas imágenes puedan estar mostrando, aunque sea al bies, no que perdérsela.