La obsesión por el artículo convertido en serie
Hoy el universo de las series se ha convertido en biografías que no se quieren leer, pero sí consumir. Hay cientos de biopics apilados listos para ver la luz, desde Maradona a Barreda; lo que antes era tierra fértil de nominaciones al Oscar, ahora se ha convertido en un refugio lúdico, un descanso, que finge ser ambicioso y termina –no tan a diferencia de su par– siendo una mezcla de chimento, historia, exageración del romanticismo e ínfulas (ahí está la cuarta temporada de para dejar en claro los desastres que pueden ser las biopics, lo poco que eso importa en sus ambiciones narrativas, y cómo, sin embargo, eso nada cambia o altera su éxito ya que ha generado un nuevo tipo de consumidor de la cultura pop: el que ve series como se consume el diario del domingo –o se consumía–, para estar informado y no estar fuera de la conversación).
Las biopics se han convertido en los superhéroes del mundo adulto: universos donde en lugar de explorar, de generar ideas distintas sobre el mundo, se termina cediendo frente a la caricatura (incluso cuando intenta ser artístico en la búsqueda estética). No hay problema, o sí, pero bueno, el cine tampoco anda muy personal y prefiere pasturas antes que cuerdas flojas. En ese terreno, una biopic sobre la leyenda latina del tex-mex en Estados Unidos, Selena, en el aniversario de los 25 años de su muy prematura muerte, obviamente es el plato del fin de semana. Y otra vez aparecen todos los defectos de las biopics en serie, que hemos visto en aquella que cuenta la vida de Menudo, y que ha esquivado a puro sacrilegio autorizado
A saberse: versión casi jibarizadas de sus protagonistas, un uso de la historia de la celebridad para generar instantes épicos (eso no molesta, salvo se confirme más ortopédico que realmente desarrollado) y una especie de pasteurización que termina no generany todos los personajes tienen cada uno su problemática, pero todos conforman a uno solo entonces y eso es muy bueno.
—¿Qué ves de tu papá como creador que se refleja en vos? ¿Y de tu mamá?
—De mis dos padres lo que adquirí es la dedicación al trabajo y el compromiso. Para con lo que a uno le guste hacer, ¿no? En mi caso, yo no nací con el bichito artístico por do mucha personalidad más allá de los hechos narrados (además de ese imperceptible sonido que dejan los momentos elegidos para ser después, sí o sí, resignificados –a diferencia del cine que los usa, en el mejor de los casos, para construir consecuencias–).
Aquí hay una clave que hace una diferencia: mostrar la lucha de los Quintanilla para llevar a Selena, y a la banda familia, con papá representante, hermano compositor y hermana baterista. La mayoría de los primeros episodios cuenta la historia más de la familia que Selena. Y si bien eso sí es una decisión, el problema es la obsesión con mostrar hechos antes que otra cosa. Está el esfuerzo de todos, pero cuesta darle ninguna entidad a eso por fuera del éxito y la tragedia que ya conocemos. Por ejemplo, al comienzo, las pocas oportunidades de Estados Unidos quedan ilustradas, pero no así la razón de la obsesión paterna. Entonces, salvo ese Norte, esa Selena famosa que vemos al comienzo, nada conecta al relato. Claro que esa es la trampa y vitamina del biopic, pero Selena sin sorprender al menos elige otro punto de vista y en eso deja en claro a quién le habla su corazón. así decirlo, entonces siempre trato de dar al máximo y eso es lo que me refleja al máximo. No tengo una meta clara, sino que me dejo sorprender. A medida que va avanzando la carrera, voy agarrando cosas y las experimento a full. El arte es a lo que me dedico y eso decanta solo. Si estás inmerso en el mundo del arte, vos algo estás contando, es una mimesis de la vida misma. Entonces es algo que querés mostrar.