Perfil Cordoba

PENSAR CASI Y QUE RIVER VA A

ANTES DE FIRMAR PARA BOCA, MARADONA NEGOCIÓ CON RIVER. EL SUEÑO DE SU PADRE DE VERLO CON LA CAMISETA DEL XENEIZE FUE DETERMINAN­TE. CRÓNICA DE UNA SEMANA TENSA.

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El martes 27 de enero de 1981 se produjo un almuerzo que pretendió ser secreto entre los presidente­s de River Plate y Argentinos Juniors, donde Rafael Aragón Cabrera le planteó a Próspero Cónsoli que su club estaba interesado en Maradona. No pasó de una charla informal, que al poco tiempo perdió su condición, porque todos supieron de su existencia. Los diarios del miércoles 28 titulaban que habría de suceder en esa jornada una reunión decisiva por la transferen­cia del astro al Barcelona.

En declaracio­nes a Clarín, Aragón Cabrera afirmaba: “Estuve almorzando con Cónsoli, le pedí oficialmen­te a Maradona y él me manifestó que me hará llegar un precio, si las cosas con Barcelona no prosperan. De salir todo bien, le pediré luego 20 días de tregua para hablar con Maradona. River le va a proponer ganar el mismo sueldo que el jugador mejor pago de nuestro club, y no se le dará ningún tratamient­o especial con respecto a los partidos amistosos (Diego cobra cerca de 10.000 dólares en cada amistoso con Argentinos). Además haremos una reunión de socios para conversar sobre la forma en que conseguire­mos los fondos para comprar al jugador. La idea es vender abonos a las plateas por 2, 5, 8 o 10 años”.

En su libro “Yo soy el Diego de la gente” el propio protagonis­ta contó con detalles aquella historia: “River me hizo una oferta, a Cyterszpil­ler en realidad, más que interesant­e. Aragón Cabrera, que era el Presidente, le dijo a Jorge que yo iba a ganar como el jugador mejor pago del club, que en ese momento era el pato Fillol. Cuando me lo comentó, le contesté: “Ojalá que el pato gane cincuenta mil”. No sé, usé una cifra exagerada, cualquier guita, porque si no era por mucha plata, yo no iba. Era muy interesant­e la oferta de River, pero ¿qué pasaba? En mi casa el corazón estaba en Boca. Una tarde, caminando con mi viejo por La Paternal, él se animó a contarme un sueño… Era algo raro en él, me sorprendió. No es de hablarme mucho, así que lo escuché. Me dijo: Dieguito, ¿sabés que estuve pensando anoche? Que algún día sería lindo verte jugar con la camiseta de Boca… La bombonera, vos, nosotros gritando los goles, los parientes de Esquina también… Y

Boca tiraba, pero estaba quebrado, no tenía un chelín”.

En su biografía oficial, Diego Maradona cuenta los hechos: “Aragón se dio cuenta que yo no estaba convencido, porque me mandó un mensaje a través de Jorge: decile que arregle por la misma plata que Fillol o va a tener problemas. A mí me sonó a amenaza y la historia me gustó menos todavía. Jorge había averiguado cuanto ganaba Fillol y era un buen paquete, pero yo ya no quería saber nada. Además, si al plantel que tenía River me sumaba yo, se terminaba el fútbol, porque era un equipo monstruoso, nadie nos hubiera podido mojar la oreja. En ese momento tenían a Passarella, Merlo, Alonso, Jota Jota López. Y Boca se venía desangrand­o, venía de la peor campaña de su historia”.

En su edición 3201, del martes 10 de febrero, la revista El Gráfico fue desgranand­o los detalles de otra semana agitada, donde se iban decantando algunos actores de ésta novela. La publicació­n dejaba en claro la situación del Barcelona en esta negociació­n y también la de River, que parecía tener todo encaminado, pero de pronto, se hizo a un lado: “El miércoles 4 de febrero, a las siete de la tarde, Jorge Cyteszpill­er se considerab­a uno de los hombres más felices de la tierra. Las gestiones para que Maradona fuese a River habían caído en el fracaso, pero se regocijaba ante los empleados de “Maradona Produccion­es”, en el tercer piso de Viamonte 671. “¿Vieron quien se acaba de ir? Estamos tomando importanci­a en el mundo de los negocios: ahora los capos del fútbol vienen a mi oficina”. En efecto, Rafael Aragón Cabrera había ingresado a su despacho una hora antes y estuvieron reunidos a solas. Luego de un inicio de charla muy cordial y con elogios mutuos, hubo que meterse de lleno en el tema que había provocado el encuentro. Aragón ofreció abonarle a Maradona lo mismo que el jugador mejor pago del plantel, que es Ubaldo Matildo Fillol. La respuesta no se hizo esperar: “A Diego no le importa lo que pueda ganar Fillol, Passarella o Alonso. Nosotros queremos tanto; si River no puede o no quiere pagarlo, lamentable­mente no hay trato”. Ese “tanto” duplicaba las ganancias de Fillol. En ese instante, Aragón vio como se esfumaba uno de los deseos más íntimo del club que preside: que Maradona visitera la casaca de la banda”.

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