El llamado que le cambió la vida
Era contador, le iba bien, pero no se sentía pleno. Tras un diálogo con Marcelo Bielsa dejó todo y hoy cumple sus sueños como ayudante de campo de Acuña en Estudiantes de Río Cuarto.
Joaquín Sastre había dejado su Villa Dolores natal para estudiar Ciencias Económicas en Córdoba. Se recibió en el 2011 y rápidamente consiguió trabajo. Le iba bien. Pero algo no le cerraba y no lo dejaba dormir satisfecho. “¿Soy feliz con mi vida?”, se preguntaba con la almohada. Él siempre había sido intrépido, entusiasta y apasionado, pero no estaba completo. Trabajaba en el área administrativa de una obra social importante y veía que no le gustaba lo que hacía.
La mañana del 14 de abril del 2012, estando en su lugar de trabajo, sonó su celular. No reconoció el número, pero atendió. Del otro lado del teléfono escuchó: “Hola, soy Marcelo Bielsa”.
Sastre no podía creer lo que estaba sucediendo. Su ídolo estaba al otro lado del teléfono, le preguntaba cosas y él, paralizado. Fueron unos minutos. Un instante que le rompió sus estructuras. Cuando colgó, miró a su alrededor y sintió que no tenía con quién compartir semejante emoción. Se encerró por unos segundos en el baño, su cuerpo aún sentía la adrenalina y supo que su vida cambiaba para siempre.
“Si alguna vez venís a Bilbao, avisame”, le dijo el ‘Loco’, que por ese entonces era el técnico del Athletic de Bilbao. Y esa frase fue determinante: 15 días después había renunciado a su trabajo, juntó sus ahorros, armó la valija y se fue a Europa, mientras su papá, Pablo, no lo podía creer.
Daniel Albornos, exjugador de Talleres, que conocía su historia, lo invitó a trabajar con él en las inferiores albiazules. Y desde ahí comenzó a transitar por clubes de la Liga Cordobesa, en la que llegó a dirigir el primer equipo de Argentino Peñarol. Comenzó a tener conocimientos, herramientas, trabajaba bien, era apasionado y la bola se iba corriendo.
En 2018, trabajando en las inferiores de Camioneros, realizaron un viaje a Morteros y ahí conoció, y sorprendió con todo su bagaje, a Gerardo Acuña, entonces DT de Tiro Federal, de quien se hizo muy amigo. Sastre continuó capacitándose, hasta que un día Acuña le propuso sumarse a su próximo cuerpo técnico. La historia es