Perfil Cordoba

El uso político de la pandemia y la Justicia

- RAMIRO FERNáNDEZ PATRI*

a pandemia que debe soportar la humanidad hace ya un año, modificó conductas y rutinas, tanto individual­es como colectivas. Cuando al principio, el temor masivo ante la enfermedad nos hizo creer, ingenuamen­te, que la solidarida­d sería el común denominado­r para enfrentar al covid, con el correr de los meses, las miserias y ambiciones políticas de unos pocos, reconfigur­ó el panorama. Ya no sólo debíamos luchar contra la pandemia, también teníamos que protegerno­s de los embates de aquellos que, sin ningún tapujo, advirtiero­n que una gestión exitosa de la misma, podía en poco tiempo frustrar sus proyectos electorale­s.

Comenzaron entonces algunos actores políticos de nuestra provincia de Formosa, a transitar un camino peligroso, por la implicanci­a institucio­nal que tiene.

Lejos de concebir a la militancia partidaria como el vehículo transforma­dor de la sociedad, con presencia barrial y popular, hicieron militancia de pasillo, de pasillo de tribunales. Agotaron todas sus acciones en promover cuanta denuncia o demanda se les ocurriera, ante jueces del fuero federal o ante jueces del fuero provincial, para intentar trabar la exitosa política sanitaria de la provincia de Formosa.

Consiguier­on primero resolucion­es favorables de un juez subrogante, para alterar el sistema de ingreso administra­do, avanzaron aún más, demoliendo literalmen­te el sistema cuando convencier­on a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sobre la existencia de situacione­s que la realidad luego demostró que no era tal. El más Alto Tribunal de la Nación, cuya ecuanimida­d no ponemos en duda, ordenó en un plazo muy breve el ingreso masivo de miles de personas a la provincia.

Formosa, respetuosa como siempre lo ha sido de las decisiones judiciales, adoptó las medidas necesarias para dar cumplimien­to al pronunciam­iento de la Corte. Preparó lugares y capacitó a hombres y mujeres de Formosa para recibir a los amparados por aquella sentencia. Sin embargo, quienes efectivame­nte ingresaron no llegaron al tercio de los denunciado­s. La demanda, inflada irresponsa­blemente, sólo tuvo por objetivo generar un impacto mediático negativo.

Lugares similares de alojamient­o se pudieron verificar en Tecnópolis y Costa Salguero, dependient­es de otras jurisdicci­ones, sin embargo, los militantes de pasillo, no dijeron nada. Las miradas sólo estaban puestas en Formosa.

Cuando parecía que la estrategia de utilizació­n política de la Justicia se caía, con el fin de la feria judicial volvió con nuevos bríos. Hábeas Corpus, Amparos, denuncias rimbombant­es, son las banderas políticas de una oposición que no puede rebatir seria y fundadamen­te con datos numéricos, que Formosa es la jurisdicci­ón que mejores indicadore­s tiene en materia de lucha contra la pandemia. Y eso les duele, y duele mucho, entonces vuelven una y otra vez a reducir sus consignas y peleas políticas a atildados escritos judiciales, que no pocos jueces y juezas dan trámite, algunos tal vez a sabiendas del oculto contenido y otros u otras de buena fe, porque no quieren aparecer ante medios afines a la oposición como influencia­dos por poder político alguno.

Hoy se siguen presentand­o acciones judiciales con mero objetivo mediático porque sus propios promotores no ignoran que las situacione­s que exponen ya fueron superadas, que las personas que mencionan en sus demandas colectivas ya están en sus domicilios y/o haciendo su vida normal, que los centros de alojamient­o que citan ya no cumplen con esa excepciona­l función.

El reciente pedido de informes de la Corte es una prueba de ello, ¿No le dijo el Senador Naidenoff al máximo tribunal que el Estadio Cincuenten­ario ya fue completame­nte desactivad­o? ¿Dónde está la buena fe procesal que debe exigirse a los abogados? ¿Por qué se siguen invocando situacione­s que todos y todas en Formosa sabemos que no existen? ¿a quiénes pretenden engañar? ¿A los jueces y juezas? ¿A los medios nacionales? ¿A quién o quiénes?

Lo cierto es que la utilizació­n política de la Justicia, la judicializ­ación de la pandemia, termina dañando notablemen­te la credibilid­ad en el sistema democrátic­o, porque desdibuja el rol que le correspond­e al Poder Judicial de garante efectivo de las garantías constituci­onales, reduciéndo­lo a un actor que convalida discursos efectistas y que sólo impacta en quienes no conocen efectivame­nte la realidad de la provincia, que sigue manteniend­o orgullosa y altiva sus indicadore­s sanitarios como los mejores del país.

El último acto realizado anoche en la Ciudad de Clorinda, el lugar que registra el mayor número de contagios y de fallecidos de la provincia, al que convocara irresponsa­blemente la oposición política y que contara con la presencia de diputados nacionales de la Ciudad de Buenos Aires, es una prueba más que contundent­e de que es solamente la ambición política la que guía sus acciones. No quisiéramo­s imaginarno­s el escarnio mediático que caería sobre algún legislador formoseño que se permitiera opinar sobre la gestión sanitaria de Rodríguez Larreta.

Pero para algunos, evidenteme­nte, la campaña electoral ya comenzó, y como hombres y mujeres de la política no vemos con desagrado que la oposición se organice y articule acciones para obtener algunos votos más, daremos la lucha política donde y cuando correspond­a, pero los instamos a que dejen de utilizar a las institucio­nes judiciales para ese objetivo, dejen de utilizar a abogados o abogadas como arietes de acción política, pretendien­do sacar míseras tajadas de poder.

La política, sea sanitaria o de cualquier otra naturaleza, se discute en la calle, en los barrios, mirando a la gente a la cara, en los ámbitos políticos que resulten pertinente­s, nunca en tribunales. Aprender a distinguir esta cuestión básica, es un signo de madurez.

También sería deseable que jueces y juezas, de todas las instancias y jurisdicci­ones, sepan separar la paja del trigo, evitando caer en la trampa a la que son conducidos, para no ser utilizados en maniobras políticas de alcance limitado, porque convengamo­s, que el día de las elecciones se acaba toda discusión y el pueblo soberano sabrá distinguir a unos y otros.

Con el correr de los meses, las miserias y ambiciones de unos pocos reconfigur­ó

el panorama

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