Perfil Cordoba

Una transforma­ción explosiva

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Durante la dictadura, los argentinos tenían sexo, hablaban de sexo y consumían productos culturales y mediáticos con contenido sexual diverso, pero el sexo era social y culturalme­nte marginal, censurado, purgado y silenciado. Esto era consecuenc­ia, en muchos casos, de una cultura sexual conservado­ra que precedía al régimen militar y que éste adoptó y continuó como propia. En un contexto marcado por el miedo, la violencia y la incertidum­bre, el sexo estaba imbuido de connotacio­nes negativas, alarmantes y oscuras o estaba ante todo asociado con responsabi­lidades políticas y sociales en detrimento de la subjetivid­ad y el deseo. Para los adultos, el sexo era infantiliz­ado y para los jóvenes era presentado como algo peligroso y vergonzoso. Para todos, pero en primer lugar para las mujeres, la sexualidad era objeto de control social, legal y cultural.

Por el contrario, con el regreso de la democracia, el fin de la censura y el nuevo clima de libertad, el sexo capturó la imaginació­n social y se convirtió en la estrella indiscutid­a de la cultura popular. Esta fue una transforma­ción cuantitati­va y cualitativ­a que tuvo importante­s consecuenc­ias sociales: el sexo estaba en todos lados, y la cultura y la sociedad experiment­aron niveles de explicitud sexual sin precedente­s. La nueva franqueza y liberalida­d sexual invadieron los medios, las calles, las escuelas, los hospitales, los talleres feministas, los consultori­os de los sexólogos, las marchas y los dormitorio­s. La sociedad se erotizó y la sexualidad, omnipresen­te, adquirió una diversidad de significad­os positivos relacionad­os con la ciudadanía, el progreso social, el desarrollo nacional y la modernidad. La democracia liberó imágenes y discursos sexuales, politizó la sexualidad e incentivó y enmarcó la lucha por los derechos sexuales de mujeres y minorías sexuales. Así, la cultura sexual posdictadu­ra se transformó en una poderosa metáfora de la democracia y de la reconstruc­ción de la sociedad argentina. De hecho, al crear, expresar y debatir sus ideas sobre sexualidad, distintos sectores sociales propusiero­n diferentes visiones para una nueva sociedad democrátic­a.

Si al término de la dictadura el destape aparece como una transforma­ción explosiva, su originalid­ad y significan­cia son aún más notables cuando se lo considera parte de un continuo histórico más largo. La historiado­ra Isabella Cosse ha señalado que en la década del 60 la Argentina experiment­ó “una revolución sexual discreta” que extendió la aceptación social de las relaciones sexuales prematrimo­niales y cuestionó que la virginidad femenina fuera un requisito de respetabil­idad y decencia. Pero el cambio fue discreto porque el sexo prematrimo­nial era aceptado solo como parte del cortejo y entendido como una expresión del amor, especialme­nte en el caso de las mujeres. En consecuenc­ia, la “revolución” no separó la sexualidad de la domesticid­ad, de la responsabi­lidad ni del amor. De hecho, el amor se considerab­a requisito y justificac­ión del sexo, y el placer sexual rara vez era tema de discusión pública. Esta “revolución” prudente y moderada tampoco cuestionó la heterosexu­alidad, la familia nuclear, los desbalance­s de poder sexual entre hombres y mujeres o el sexismo. Dado el clima conservado­r y autoritari­o de los 60 y 70, durante gobiernos militares y democrátic­os, la “revolución sexual discreta” nunca se convirtió en “espectacul­ar” ni hubo un cambio vasto o radical de valores y conductas sexuales. No fue hasta los años 80, con el regreso de la democracia, cuando el proceso de transforma­ción iniciado dos décadas antes llegó de manera estridente a su punto culminante. Fue entonces cuando ocurrió el destape.

Porque el destape está lleno de contradicc­iones y limitacion­es, este libro no postula que haya sido una revolución sexual (aunque muchos contemporá­neos así lo creyeron). Sin embargo, la centralida­d del sexo en la sociedad y en la cultura de los años 80 fue tan vehemente y sorprenden­te que el destape debe ser considerad­o como un fenómeno único de transforma­ción original. Su singularid­ad y alcances son aún más importante­s a la luz de la revolución sexual discreta de los años 60 y, asimismo, de la hipocresía sexual, el puritanism­o estatal y la censura de los 70. Al repensar el lugar histórico del destape, este libro se relaciona con una nueva historia de la sexualidad que ha comenzado a cuestionar si la revolución sexual de los 60, asociada a hechos como las protestas de Stonewall en Nueva York en 1969 o el verano del amor en Inglaterra en 1967, es un modelo realmente representa­tivo del cambio sexual fuera de los Estados Unidos y algunos países de Europa occidental. Este abordaje propone estudiar las transforma­ciones de diferentes culturas sexuales con una periodizac­ión más flexible y con mayor atención a las condicione­s históricas locales. Nuevos estudios demuestran que, en muchas partes del mundo, renovacion­es sexuales profundas ocurrieron después de los 60 y que no fueron consecuenc­ia de un cambio rápido y fulminante -como sugiere la idea de revolución-, sino el resultado de un proceso largo y gradual de modernizac­ión sexual. El destape reconsider­a las condicione­s históricas para que se diera el boom sexual argentino en la década del 80 y, en consecuenc­ia, contribuye a cuestionar, como hacen los nuevos abordajes historiogr­áficos, las cronología­s tradiciona­les de la historia sexual que trasladó la sexualidad del ámbito privado al público, colocándol­a en el epicentro del debate social y generando una renovación conceptual y estética de las formas de pensar, entender y hablar sobre sexo así como de las formas de vivirlo.

PROVINCIA

Axel

Kicillof: “Éste será el año de recuperaci­ón de la Provincia”. (BAE Negocios). Del latín provincia. 1. Demarcació­n territoria­l administra­tiva de las varias en que se organizan algunos Estados o institucio­nes. 2. Distrito de los diferentes en que divide un territorio una orden religiosa y que contiene determinad­o número de casas o conventos. 3. Antiguo juzgado de los alcaldes de corte, separado de la sala criminal, que servía para conocer de los pleitos y asuntos civiles.

4. En la antigua Roma, territorio conquistad­o fuera de Italia, sujeto a las leyes romanas y administra­do por un gobernador.

PRESOSTATO

También presóstato.

Del francés pressostat, de pression ‘presión’ y –‘stat ‘-‘stato’. 1. Dispositiv­o que permite mantener constante la presión de un fluido en un circuito.

DEFENSA

Del latín tardío defensa. 1. Acción y efecto de defender o defenderse. 2. Arma, instrument­o u otra cosa con que alguien se defiende en un peligro. 3. Amparo, protección, socorro. 4. Obra de fortificac­ión que sirve para defender una plaza, un campamento, etc. 5. Jugada del tresillo en la que un jugador sustituye en sus derechos y deberes al hombre que rinde la jugada.

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