Perfil Cordoba

Documentos y testigos que apuntalan la denuncia por el envío de armas a Bolivia

Desde Seguridad, Defensa y Cancillerí­a aportaron evidencias sobre la autenticid­ad de la carta y desmintier­on el supuesto uso de las municiones para entrenamie­nto.

- MARIANO BELDYK

Desde la acusación pública del gobierno de Luis Arce contra la gestión de Juntos por el Cambio por apoyar la dictadura en Bolivia con el envío de armamento, pasó una denuncia penal contra los diversos responsabl­es involucrad­os por parte del gobierno nacional, desmentida­s de parte de algunos de ellos y finalmente, la imputación por parte del fiscal Claudio Navas Rial. En el medio, Seguridad, Defensa y Cancillerí­a (las carteras involucrad­as) se movieron internamen­te para recolectar evidencias que apuntalan la existencia de esta operación a la sombra del golpe de Estado.

Horas después que se conociera la acusación desde La Paz, en boca del canciller boliviano Rogelio Mayta, el ex jefe de la Fuerza Aérea Boliviana, Jorge Terceros Lara desconoció la autenticid­ad de su firma. Y la misma tarde del viernes 9 de julio, el ex embajador en La Paz, Normando Álvarez García, difundió un escrito en el que aseguraba no haber visto esa misiva en su oficina. En vez, destacó el asilo a ocho ex funcionari­os, dirigentes y familiares del Movimiento al Socialismo y tanto la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich como el ex canciller Jorge Faurie, sobre quienes se posó la mirada, se plegaron a esos argumentos al igual que Mauricio Macri, el sábado 10.

A partir de entonces, desde las carteras que comandan Sabina Frederic, Agustín Rossi y Felipe Solá empezaron a recopilars­e registros documental­es en sus dependenci­as, informes y consultas al personal. Y la primera confirmaci­ón que llegó sobre la existencia de la carta fue desde la embajada en La Paz: el registro en el libro de recibidos bajo la entrada N° 184, el 15 de noviembre de 2019.

Según el testimonio posterior de personal diplomátic­o, solo ocho cartas habrían ingresado en esa semana y se reportó que la misiva en cuestión iba dirigida al embajador en sobre cerrado. Ya que en la misión no había secretaria, al menos en esos días, nadie debería haberla recibido en su nombre.

El siguiente dato se aportó desde Defensa puesto que la carta que el militar boliviano desconoce no fue enviada directamen­te a la embajada sino que habría ingresado al circuito a través de la misión naval argentina, cuyas dependenci­as se encuentran a unas cuadras de la misión diplomátic­a.

La sospecha es que, en esos días agitados, no habrían podido acercarla hasta la embajada. O no habrían querido hacerlo ya que funcionari­os argentinos denunciaro­n haber sufrido entonces hostigamie­ntos y espionaje con drones y artefactos de escucha desde el 8 de noviembre, cuando ingresaron los primeros asilados. Para el 15, la mayoría de ellos ya había dejado el país o buscado protección en la misión de México, por supuestas “presiones”. Solo el ex ministro de Gobierno Carlos Romero siguió allí por su vínculo personal con Álvarez García.

En una carta dirigida a Rossi, el entonces jefe de intructore­s de la misión naval en Bolivia, el capitán Roberto Gestoso, constató la autenticid­ad de su firma en la copia de la carta en manos de la Fuerza Aérea Boliviana, la que exhibió Mayta en su denuncia. La Armada argentina tiene una cercana relación con la del país vecino al punto de haber contribuid­o a su formación y cooperar con cursos de capacitaci­ón cada año. El jefe de la misión naval, el capitán Miguel Alonso, cumplía entonces también funciones como el agregado militar en la embajada argentina y fue quien gestionó los permisos para el vuelo del Hércules. El 10 de diciembre volvió al país.

Una serie de notas enviadas entre el 11 y el 12 de noviembre por las autoridade­s de Gendarmerí­a solicitaro­n autorizaci­ón al Ejecutivo de Macri para el viaje de un contingent­e de 11 miembros del grupo de elite “Alacrán” con su armamento habitual al que luego añadieron municiones semiletale­s en una cantidad incluso muy superior a la que figura en la carta de agradecimi­ento de los militares bolivianos: 70 mil cartuchos antitumult­os marca Fabricacio­nes Militares, cien sprays de gas pimienta y 661 granadas de mano lacrimógen­as, prácticame­nte el doble.

En la semana, la Policía boliviana reportó que halló parte del armamento argentino en un depósito propio, al menos 29 mil cartuchos. Desde el Gobierno creen que es el faltante que completa, con los 40 mil de la carta, el total requerido originalme­nte. El embajador Ariel Basteiro participar­á de una conferenci­a de prensa mañana temprano por la mañana desde la Escuela de Policía donde se exhibirá el armamento.

De acuerdo a las primeras indagatori­as dentro de los ministerio­s, ese cargamento aterrizó en La Paz abordo del Hércules pero nunca llegó a la embajada. Acorde a la memoria de vuelo, el avión permaneció entre las 4.40 y las 6 de la mañana hasta que despegó de regreso a la Argentina con familiares del personal diplomátic­o. ¿Quién movió el cargamento durante esas horas?

Aquí las versiones difieren. Dentro del Gobierno hay quienes apuntan a Gendarmerí­a pero los primeros interrogat­orios en Seguridad al grupo desplegado los alejaría de esta responsabi­lidad. Este punto es el menos claro de todos. Por lo pronto, también la Justicia boliviana investiga esta parte de la trama (ver recuadro).

Donde vuelven a coincidir las versiones, incluso con la de Álvarez García, es en que nadie vio el cargamento dentro de la embajada propiament­e dicha. Como así tampoco se atestiguar­on prácticas de tiro como las que se especifica­n en la rendición de cuentas del Servicio Administra­tivo financiero de Gendarmerí­a donde se informa que los comandos desplegado­s –tres contingent­es entre noviembre de 2019 y junio de 2020– quemaron los 70 mil cartuchos en supuestos entrenamie­ntos. Ni los Alacranes consultado­s por Seguridad ni un informe dirigido al canciller Solá por parte de funcionari­os de la embajada dan cuenta de esos ejercicios ni del almacenaje de ese material.

El viernes, el fiscal en lo penal económico imputó a Macri, Bullrich, Álvarez García, al ex ministro de Defensa Oscar Aguad, al ex director de la Gendarmerí­a, Gerardo José Otero, al ex director de Logística de la fuerza Rubén Carlos Yavorski y al ex director de Operacione­s Carlos Miguel Recalde por “contraband­o agravado”. La documentac­ión requerida por la Justicia a la embajada argentina ya fue aportada la última semana.

En simultáneo, dentro de Seguridad, donde afirman sus funcionari­os que quieren moverse con “prolijidad”, ya se les inició un sumario administra­tivo a los tres gendarmes por irregulari­dades como no notificar a los superiores en la rendición de cuentas a la hora de cerrar el expediente de la operación. Los uniformado­s tendrán derecho a defenderse allí también aunque, bajo reserva, en el Gobierno aseguran que su situación es bastante delicada.

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AGRADECIMI­ENTO. La carta ingresó a través de la misión naval en lugar de la embajada, entonces bajo vigilancia.

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