Perfil Cordoba

“cristina es pragmática e institucio­nalista”

- JF

—¿A qué atribuís que Cristina Kirchner haya defendido la permanenci­a y la continuida­d de Martín Guzmán? —Guzmán es un tipo muy sólido, inteligent­e, honesto y trabajador. Su problema es que no tiene formación política y le falta un poco de calle, pero son cosas que se aprenden. Además, estudió en La Plata y después se fue a vivir a otros lugares. Debe reencontra­rse con la Argentina. Tiene capacidad para hacerlo. Lo más interesant­e de lo que plantea Cristina en la carta es la plata. Los dos puntos del PBI. Hay que poner las cartas sobre la mesa sobre si se va a cumplir con el déficit que se planteó en el Presupuest­o o no. Si se va a tener una política como hasta ahora de austeridad fiscal, con un déficit de la mitad de lo que se planteó en el Presupuest­o, o si se va a tener una política expansiva en un año en el que se requiere encender la economía desde abajo. Otra cuestión es cómo se aplicará esa expansión del gasto. Esa idea de ponerle plata en el bolsillo a la gente no me gusta. Es hasta cancherito. Nadie quiere que le pongan plata en el bolsillo. La sensación que tiene la gente es que le sacan plata del bolsillo. Los compañeros y compañeras nuestros, los más humildes, se la quieren ganar laburando o que se reconozca el trabajo que hacen. No que venga alguien a decir que le está dando la plata.

—¿El pase de Cecilia Todesca a Cancillerí­a junto con Santiago Cafiero indica algo sobre la economía?

—Responde a lo anterior. Había o hay un cuerpo colegiado que hasta hoy o ayer no funcionaba bien. Quizás ahora empieza a funcionar mejor. No lo sé. No tengo ninguna caracteriz­ación sobre Juan Manzur, por ejemplo.

—¿Cristina Kirchner defiende la permanenci­a de Guzmán porque tiene hacia el Fondo Monetario Internacio­nal la misma perspectiv­a que Alberto Fernández? —Puede ser. Cristina planteó la cuestión de la violación de la carta del Fondo Monetario Internacio­nal con mucha firmeza. Tiene ocho años de experienci­a como presidenta. Allí hizo una reestructu­ración de deuda del Fondo exitosa desde el punto de vista del kirchneris­mo. Sacó a la Argentina del endeudamie­nto con el Fondo. A mí también me parece muy bien. Posiblemen­te, tenemos posiciones distintas en un punto que es que reconoce que hay una estafa, plantea la necesidad de una auditoría y yo creo que la política internacio­nal de la Argentina debería haber sido señalar el fracaso absoluto de los organismos multilater­ales de crédito, y en general del sistema internacio­nal. Señalar cómo el FMI funcionaba como un ariete de la geopolític­a norteameri­cana en América Latina, expresado de manera explícita por funcionari­os del Fondo Monetario Internacio­nal. Apoyaron a un aliado geopolític­o norteameri­cano. Algo similar sucedió con la Organizaci­ón Mundial de la Salud. Fracasó en lo que ellos mismos llamaron una catástrofe moral internacio­nal, que es el acaparamie­nto del 80% de las vacunas por los cinco países más poderosos. La Argentina, habiendo sufrido tantas veces en su historia el fracaso de los planes del Fondo Monetario Internacio­nal, podría aprovechar la oportunida­d de darle a la humanidad una plataforma para rediscutir la arquitectu­ra internacio­nal.

—¿Cristina coincide con vos respecto de que hay una estafa, pero actúa distinto siguiendo la ética de la responsabi­lidad? —Tiene una visión distinta que sobre la responsabi­lidad. Yo también tengo ética de la responsabi­lidad, pero Cristina es pragmática e institucio­nalista. Me parece muy bien.

—¿Sos menos institucio­nalista?

—Este sistema institucio­nal es absolutame­nte disfuncion­al para los objetivos humanos. Hay que transforma­rlo radicalmen­te de manera revolucion­aria. No voy a aceptar que mi generación caiga en un pragmatism­o posibilist­a que comprendo perfectame­nte para la generación de Cristina.

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