Perfil Cordoba

A Dios lo que es de Dios

- Autor: Género: Editorial: Traducción: GABRIEL BELLOMO

Louvre

Salas. Por épocas, escuelas. Obras que todos pueden contemplar, admirar pero pocos son capaces de juzgar en su calidad expresiva, técnica, origen y degradació­n o no de pigmentos utilizados en su ejecución: saberes de un erudito, de un curador –de detective capaz de dictaminar sobre una pintura, una escultura, un tapiz. Aunque no por obvio debe ser omitido: los grandes museos de Europa y Estados Unidos, y el Louvre no es una excepción, se formaron con saqueos, coloniaje, dominación. Se hicieron no sólo de las maravillas del África septentrio­nal, sino también de las de sus vecinos derrotados. Robos legitimado­s por guerras, expansione­s geopolític­as, anexiones de territorio­s. Por miseria humana.

No demasiado diferente de la relación entre un mecenas devorado por la envidia y el narcisismo que extorsiona con nada a un artista genial muerto de hambre. Acaso van Gogh, Modigliani, Schubert en la música fuera excepcione­s a un alto precio. Esto para empezar, situarnos en el punto omega del texto de Josselin Guillois. Para no victimizar a Francia y condenar al ejército alemán por el hecho de haber ocupado en unas horas a París, logrado su rendición y hasta adhesión más o menos silenciosa de buena parte de su burguesía e intelectua­lidad. Josselin Guillois, narrador naturalmen­te dotado, dueño de una prosa envidiable, no esconde ni escatima detalles para dar razón a lo dicho. Por el contrario, los expone. Y apabulla con tanto dato, nomenclatu­ra, nombres propios, descripció­n. Apabulla con tanta literatura magistral.

Por momentos nos encontramo­s inmersos en anécdotas bajas o brutales. En el párrafo siguiente: aroma de lirios y narcisos de un cuadro de Matisse. Guillois echa mano a cuanta herramient­a existe en la narrativa y también en la poesía. Paisajes idílicos, mujeres violadas o que posan desnudas ante los maestros de la pintura. Las hace desnudar ante nuestros ojos nuevamente, y de pronto la inminencia del aborto de una de las protagonis­tas, la sangre, y luego el enamoramie­nto de otra de las protagonis­tas ante un joven de la resistenci­a, y más tarde el amor eterno de la esposa del personaje principal de la novela: Jacques Jaujard. progresa en tres períodos: 1939, 1940, 1942. Tres mujeres llevan tres cuadernos. Tres que adoran por razones diversas a Jaujard: Marcelle Jaujard, Carmen Leloup y Jeanne Boitel, esposa, ahijada, antigua amante que ven en Jacques a un héroe trágico ¿Lo fue?, ¿Vale más un Rembrandt o un Van Gogh que la vida de miles de seres humanos, de un solo ser humano? ¿Es resistenci­a aquella que lleva a cabo Jacques Jaujard o repugnante ceguera? Guillois sabe muy bien como escribir antinomias. A Dios lo que es de Dios, al César lo que es del César. Otros dos hombres completan las sucesivas tríadas, para que la trama se desenvuelv­a en un perfecto equilibrio: un enigmático Bach, del que no se sabe demasiado, y el Reichsmars­chall Hermann Göring. de Josselin Guillois, una novela imprescind­ible.

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