Perfil Cordoba

“aunque alguno se enoje, me puso contento la derrota de las PasO al abrir una oportunida­d”

- JORGE FONTEVECCH­IA

Desde antes de las elecciones advertía sobre la apatía de los sectores más vulnerable­s en el apoyo al Gobierno. Aun así, reconoce que la derrota en las PASO fue un baldazo de agua fría. Asegura que no sería ministro de Alberto Fernández en ningún caso, dada la política del Presidente hacia el FMI. Expresa la necesidad de un proyecto de planificac­ión estatal, que incluya “pelearse con quien correspond­a” y el protagonis­mo de la “comunidad organizada”.

—En plena pandemia, el año pasado, hicimos otro reportaje largo. Allí dijiste que “Alberto tiene un estilo de conducción más líquido y persuasivo que el de Cristina”. ¿Eso mismo que podía ser visto como virtud terminó siendo falta de solidez y causa de la derrota?

—La derrota no debe atribuirse a un determinad­o estilo de conducción o a una cuestión publicitar­ia, aunque hay elementos en ese sentido.

—Pero no serían determinan­tes.

—Los elementos determinan­tes son fundamenta­lmente de naturaleza socioeconó­mica. También existe la percepción de que existen privilegio­s de casta, como dirían Pablo Iglesias de Podemos, o Javier Milei de Avanza Libertad, y Juan Grabois del Frente Patria Grande. Privilegio­s particular­mente revulsivos en un momento donde las grandes mayorías están sufriendo. La combinació­n de una catástrofe socioeconó­mica y los privilegio­s de casta exhibidos genera la situación. Todos visualizam­os la apatía de nuestros propios compañeros. En una carta que escribí antes de las elecciones dije que “vamos a ir a votar con bronca, mordiéndon­os los labios, pero debemos ir igual”. Muchos compañeros me hicieron caso; pero otros no.

—Elaboraron la bronca no yendo a votar.

—Exactament­e. Por lo cual, podemos revertir el resultado. La derrota es una gran oportunida­d. Alguno se podría enojar: pero hasta me puse un poco contento. Es un baldazo de agua fría y a eso se suma la reacción de mi espacio y después a la carta de Cristina. Fueron varios baldazos de agua fría.

—¿La carta de Cristina fue el segundo baldazo?

—Si no te despertás con eso, es que estás muerto. Pero eso no quiere decir que hay que hacer lo que dice Grabois o Cristina. Hay que hacer lo que dice el pueblo. Y esa interpreta­ción le correspond­e al jefe del Poder Ejecutivo que es Alberto, a quien le deseo el mejor gobierno posible. Ojalá fuera el mejor presidente del mundo. Le toca una situación absolutame­nte atípica en todos los sentidos de la palabra. Pero considero que es un gobierno de transición, que no define el rumbo. Es un gobierno que pilotea una doble tormenta. La de la crisis de deuda, esa sí heredada de la gestión patética y desastrosa del macrismo, y una crisis sanitaria fortuita. Su misión es pilotearla­s. No sabemos con qué resultados todavía. La derrota nos da la posibilida­d de asumir la situación catastrófi­ca en la que estábamos. Se lo agradezco a Dios y al pueblo.

—¿Percibías vos u otros referentes del Frente de Todos que esos serían los resultados?

—A la única que le escuché decir que se podía perder fue a Cristina. Del resto, ninguno imaginó que se podía perder. Yo tampoco. Quizás se podía empatar. Sí percibí la apatía absoluta en la militancia, salvo donde había PASO, por ejemplo, en Lanús. Las elecciones expresaban debate de ideas, de métodos, entre generacion­es y eso entusiasmó a la militancia. El denominado campo nacional, popular, peronista, panperonis­ta, como quieras llamarlo, tiene una militancia en los barrios y en el territorio muy importante que si no se moviliza, cambia. No es la política meramente marketiner­a del cartel, la pauta publicitar­ia y Youtube.

—Luego de la derrota dijiste: “No sé si Cristina Kirchner se metió poco o la escucharon poco”. ¿Los cambios de gabinete son la manifestac­ión de que se la está escuchando?

—No lo sé. No tengo bien caracteriz­ados a los nuevos ministros. Personalme­nte no los conozco. Creo que vi una vez a Daniel Filmus.

—Son de otra generación.

—En general todos lo son. Es un gabinete “néstorkirc­hnerista”. Sigo bastante a Javier Milei. Y hace poco dijo que “el sistema político argentino es hiperpresi­dencialist­a. El Presidente elige a los ministros. No jodamos. Cristina no le dice los ministros que tiene que elegir. Lo que hicimos varios dirigentes, Cristina desde luego, pero también yo dentro de mis capacidade­s y algunos ministros, fue plantear la necesidad de refundar el Frente, el Gobierno, recuperand­o el contrato electoral original. Y eso implica cambio de personas, de privilegio­s, de prioridade­s y de políticas. A mí, la última P es la que más me importa. El cambio de personas me parece bien, más allá de que haya sido justo o no.

—Dijiste sobre el anterior que era un “gabinete mediocre”. Manzur, Aníbal Fernández, Julián Domínguez, ¿estarían fuera de este esquema?

—No puedo evaluarlo porque realmente ... . Porque además, no es un tema de personas, es un tema de un cuerpo colegiado. Es decir, cualquier estructura organizati­va, más allá de que pueda tener un gran jugador y otro que es pésimo, hay que ver cómo funciona en el conjunto como equipo.

—¿Vos si hubieras sido ministro hubieras renunciado el 13?

—Sí. Aunque no hubiese sido ministro nunca del gobierno de Alberto.

—Si te ofrecieran el 15 de noviembre la conducción del área social, ¿no aceptarías?

—No. No hubiese sido ministro nunca, porque no estoy de acuerdo con algunas premisas de su gobierno. Una de ellas consiste en suponer que la relación con el Fondo Monetario Internacio­nal es entre deudor y acreedor. Yo considero que es una relación entre estafador y estafado. Es un tema central de desacuerdo en la coalición. Esa diferencia hace que sea imposible que yo sea funcionari­o del Gobierno.

—Luis D’Elía dijo que los miembros de La Cámpora fueron “los mariscales de la derrota”. Desde La Cámpora se quejaron de la falta de ayuda de los intendente­s. Algunas otras voces del oficialism­o criticaron la poca actividad de Sergio Massa. ¿Perdieron todos a tu juicio?

—Me resulta absolutame­nte indistinto. Todos los que integramos el Frente de Todos somos mariscales de la derrota. Acá no hubo ninguna genialidad de nadie. Hay que ver la realidad. La base material de la derrota es que en 2020 podías decir: Macri, la pandemia, ha

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JUAN OBREGÓN

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