Argentina, en el corazón de Medio Oriente
Analizamos esos avances y cómo complementar a nuestros países. El bautizo de Israel como una ‘Nación Startup’ se debió a emprendimientos por parte de jóvenes israelíes, que a edad muy temprana hacían el servicio militar de dos años, entraban en contacto con las mayores innovaciones tecnológicas que su país tenía para su defensa y muchos de ellos salían de esa etapa convertidos en fundadores de empresas exitosas.
A Peres le dio además curiosidad mi visita a Palestina, ya que sabía que Argentina apoyaba con determinación el proceso de Paz de Medio Oriente. El líder israelí, que tenía un compromiso de vida con la paz, se interesó mucho
Imad Al Faluj, el mayor apoyo para el equipamiento informático de las comunidades locales. De allí surgió una donación de 15 centros tecnológicos comunitarios para Belén, Gaza, Nablus, Ramallah, Al Bireh y Jericó, y el apoyo del Correo Argentino para el desarrollo del nuevo correo palestino. En ese momento, ya estaban instalados en Palestina tres importantes entrenadores argentinos organizando el seleccionado de fútbol y otros deportes, cumpliendo una gran tarea, al igual que veterinarios y arquitectos apoyando el desarrollo urbano de las ciudades palestinas.
Argentina, en la Conferencia de Donantes para la Autonomía de Palestina,
que Argentina donaba. Asimismo, merced a un trabajo conjunto entre Estados Unidos y Argentina, se había logrado que la Unión Internacional de Telecomunicaciones aprobara un prefijo telefónico internacional específico para Palestina, que hasta ese momento utilizaba el de Israel. Era un símbolo de autonomía.
En ese viaje de inauguración, y conjuntamente con el gabinete del presidente Yasser Arafat, inauguramos tres centros tecnológicos comunitarios en un día (Al Bireh, Ramallah y Belén). Al atardecer, el presidente Arafat me invitó a visitarlo en su oficina de la Franja de Gaza, donde nos recibió con gran cordialidad agradeciendo el gesto de Argentina: los centros tecnológicos, los deportistas enviados, los veterinarios y arquitectos y la impresionante sede de la flamante embajada de Palestina en Buenos Aires, que el estado argentino había donado por una decisión del presidente Menem.
Muy emocionado Arafat con Argentina, y sabiendo que Shimon Peres y la viuda de Rabin apoyaban este gesto de nuestro país, nos despidió con gran amabilidad. Al regresar a Tel Aviv desde Gaza, le pregunté al ministro palestino Faluj si los demás países árabes los apoyaban en esta etapa. Él me miró, y muy bien recuerdo esa mirada triste, y me dijo: “Muchos de esos países solo ayudan a Palestina cuando está en guerra con Israel. Pero ahora que estamos en paz y queremos desarrollarnos, no nos apoyan; por eso es tan importante el apoyo de Argentina”.
La interminable crisis de Oriente Medio, y el conflicto israelí-palestino que aún sigue sin resolverse, estuvo muy cerca de llegar a una paz duradera. El asesinato de Yitzhak Rabin y la muerte de Arafat, entre otros hechos, minaron lo que parecía un avance sólido y serio. Y la aparición de Hamas gobernando Gaza hizo y hace imposible un diálogo de confianza para lograr la paz con el derecho de Palestina a un estado y el derecho de Israel a fronteras seguras y pacíficas.
Mientras tanto, tenemos el honor de haber hecho un aporte.