La moda de la libertad
hombre encuentra un destino más optimista, lo cual convierte a la preocupación en relación a los cuidados del Estado solo como un límite a la libertad y a una mera herencia del mundo feudal con una clase política justificando sus privilegios, sobre todo el cuerpo social. Nuestras sociedades, así, debaten hace cientos de años entre darles herramientas para la libertad o dejarlos libres.
Sobre la libertad, la competencia teórica fue furiosa y extensa, y con ramificaciones infinitas que siguen proliferando. Marx denunciaba el tratamiento perjudicial del capitalismo
Kicillof o Aníbal Fernández, para estos hay un drama sin resolver en relación a la variedad del mundo, a su multiplicidad y a su condición de situación incontrolable. La liberación del hombre en la representación de un mundo sin centro.
Sobre esa variedad, las imágenes son las que logran por un tiempo producir una supuesta condición homogénea, y de las cuales sus usuarios de hacen dependientes.
En un cuerpo social que no puede controlar su propia dispersión, ni las formas alternativas que sus protagonistas generan, y que tampoco llega para tener probablemente siempre como condena una nueva decepción a futuro, ya que los procesos sociales introducen constantemente soluciones que traerán nuevos problemas que hoy no son posibles de detectar. Encerrarse en pandemia produce crisis económicas, la innovación tecnológica genera desocupación al mismo tiempo que aumento en el conocimiento científico y el no cultivo de salmones en Tierra del Fuego la pérdida de posibles empleos. Toda intervención, en un mundo tan diversificado, está condenada a generar impactos incontrolables en ámbitos que salen de su propio control. Pero en esta condena, en esta desgracia sin núcleo, una imagen simula una condición perfecta y estable, y quienes las usan y las disfrutan se hacen dependientes de ellas y de sus esperanzas. Cortar el pelo podría tener consecuencias desconocidas.
El reciente proceso electoral tiene una enorme cantidad de pistas en formato de decepción. Un acumulado asombroso de votos en Provincia de Buenos Aires por debajo del 1,5% necesario para participar en noviembre, tienen una interesante similitud socio demográfica con muchos de aquellos que se ilusionaron con Alberto Fernández en 2019. Cuánto más alto ese voto es a “otros” en 2021, más intenso fue el voto al actual presidente hace dos años. La ilusión de hoy es un problema para mañana.
La cuestión no es la libertad, ya que eso es solo de lo que se habla mientras se tratan las tristezas de aquello que el mundo no puede resolver, sino los rastros de lo que se puede hacer mientras tanto en la sociedad. Con las ilusiones se resuelve la quietud y la falta de expectativa, para dejar pasar el tiempo del destino incierto, con algún sentido hacia el futuro, y hacer de cuenta que eso es algo que se elige en una imaginación de libertad, para luego quedar condenados a sostener una esperanza de la que solo se ocuparon hablando, mientras el mundo los sometía a su propia cárcel.