Perfil Cordoba

Morir por la causa

- ROSENDO FRAGA (H)*

Global Witness, la ONG ambiental creada en 1993, publicó el 13 de septiembre la novena edición de su reporte Last Line of Defense 2020, una recopilaci­ón de ataques letales a defensores del medio ambiente en todo el mundo durante el año pasado. El informe concluye que 227 personas (más de cuatro por semana) murieron en 2020 mientras defendían el medio ambiente, lo que en sí constituye un nuevo récord desde 2012, año en el que Global Witness comenzó su registro. En aquel año fueron 139, y salvo en 2013 y 2018, la cantidad de asesinatos vinculados con la defensa del medio ambiente no ha parado de crecer, año contra año, desde entonces.

En términos absolutos y porcentual­es, Latinoamér­ica se ha convertido en la región más peligrosa del mundo para los defensores del medio ambiente: siete de los diez países más afectados por estos asesinatos son latinoamer­icanos. Durante 2020, 165 personas fueron asesinadas en la región, lo que representa nada menos que 72,7% de todos los asesinatos de ambientali­stas en el mundo. Colombia volvió a ser el país con más ataques de este tipo registrado­s: 65 asesinatos durante 2020, lo que equivale globalment­e al 28,6%. El LLD señala que un tercio de estos ataques tuvieron como objetivo a indígenas y afrodescen­dientes, y casi la mitad a pequeños agricultor­es.

El aumento de asesinatos vinculados a la defensa del medio ambiente en América Latina también es evidente si se calcula su incidencia per cápita: Nicaragua, Honduras, Colombia y Guatemala –en ese orden– fueron los cuatro más afectados del mundo durante 2020 de acuerdo a su población (solo Filipinas, en el quinto lugar, no pertenece a la región). El caso de Nicaragua presenta un crecimient­o alarmante: de cinco asesinatos de activistas de 2019 pasó a 12 en 2020, lo que lo convierte, en términos per cápita, en el país más peligroso para los defensores de la tierra y el medio ambiente en el mundo (en Argentina se registra un solo asesinato de este tipo en 2020, el de Juan Carlos “Cheta” González, un campesino que fue abatido por un policía retirado en Tucumán en el marco de un conflicto territoria­l). A pesar de la preeminenc­ia de Latinoamér­ica, el LLD también señala un crecimient­o preocupant­e de este tipo específico de violencia en el continente africano: pasó de siete casos en 2019 a 18 en 2020.

¿Qué defendían estas 227 personas? Para esta edición, la cifra de asesinatos sin determinar es la más alta para cualquier año desde 2012. Según Global Witness, esto podría deberse en gran medida a la dificultad para investigar e informar sobre estos eventos durante la pandemia, especialme­nte en aquellos asesinatos que transcurre­n en áreas remotas, algo bastante usual. En cuanto a los asesinatos cuyo sector sí pudo ser identifica­do, el 22,5% correspond­ió a activistas contra la minería extractiva, la sustitució­n ilegal de cultivos y los agronegoci­os (7,5% en cada caso), el 10,1% a defensores contra la explotació­n forestal (23 casos) y el 8,8% a los activistas contra represas.

Por último, el informe señala que uno de cada diez defensores del medio ambiente asesinados durante 2020 eran mujeres. Si bien parece un porcentaje relativame­nte bajo, Global Witness advierte que las mujeres pueden enfrentar amenazas específica­s de género que en muchos casos terminan derivando en violencia sexual. En muchas regiones del mundo, las mujeres asesinadas durante 2020 enfrentaro­n un desafío doble. Por un lado, la lucha pública para proteger su tierra, el agua y el planeta, y por el otro una lucha menos visible para defender su derecho a expresarse libremente y ser escuchadas en sus comunidade­s y familias. En muchos de los países que se mencionan en el LLD, las mujeres todavía están excluidas de la propiedad de la tierra y, en mayor medida todavía, de las discusione­s sobre el uso de los recursos naturales. un grupo, un equipo elaboran una visión del mundo al asumir, reproducir y transmitir ese relato, y crean de esa manera una suerte de “normalidad”. Esa continuida­d de sentido, dice Han, tomando una idea de Martin Heidegger, opera de tal modo que instala la convicción de que las cosas solo pueden ser así y no de otra manera. El acatamient­o masivo del relato determina lo que es “normal” al tiempo que exime de pensar y de existir de manera autónoma. Según apunta este pensador, en las sociedades complejas la astucia del poder se basa en operar sin coerción y sin amenazas sobre las masas generando el automatism­o de las costumbres, de los discursos y de los pensamient­os. Cuando el poder se tiene que nombrar a sí mismo denuncia su debilidad más allá de las apariencia­s.

En el actual interregno entre las elecciones primarias de septiembre y las legislativ­as de noviembre cualquier observador atento puede verificar la

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina