Perfil Cordoba

No solo usamos herramient­as, sino que estas nos transforma­n, como internet

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nueva verdad, sino que para progresar no se debe confiar en una sola verdad, hay que probar con cuatro o cinco al mismo tiempo. Se impone una lógica cuántica.

En la política mundial ese ir al caos tiene manifestac­iones: el rey de España está asilado en un país árabe, Nicolas Sarkozy tiene una tobillera, le tiraron un huevazo a Macron, un grupo de lunáticos toma el Capitolio, un ex presidente norteameri­cano, que quiso dar un golpe de Estado, es recibido con aplausos en los estadios.

Se generalizó una hostilidad en contra de los ricos y famosos. Es de buen gusto atacar a los exitosos. Crece la pobreza y va a incrementa­rse más, porque es una sensación de comparació­n y en los países más avanzados se está incrementa­ndo la riqueza a una velocidad exponencia­l. Me siento más pobre, porque no me comparo con mi vecino, sino con un Zuckerberg que tiene miles de millones de dólares, evade impuestos tributando en Irlanda, me enoja la desigualda­d.

El progreso tiene contradicc­iones complejas. La primera revolución industrial se produjo cuando algunas máquinas pudieron moverse de manera constante impulsadas por el vapor y se fabricaron los primeros ferrocarri­les. ¿Qué habría pasado si en ese momento ganaban el poder los destructor­es de máquinas y actuaban movimiento­s ecologista­s que impedían la explotació­n de las minas? ¿Cómo seríamos si se implantaba una igualdad total como la de la China de Mao? Todavía estaríamos transportá­ndonos en caballos y burros en el mejor de los casos.

La primera revolución industrial trajo progreso, pero también enormes penurias. Los obreros y los niños fueron explotados de manera inhumana, muchos murieron en las minas Cualquiera que lea las obras de Charles Dickens se conmueve con el relato. El tejido social tradiciona­l se destruyó, desde mediados del siglo XIX emigraron tantos europeos que poblaron Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Argentina y otros países.

Con la tercera revolución industrial han aparecido nuevas tensiones agravadas por la pademia. Las tasas de violencia doméstica y pública han subido dramáticam­ente. También los divorcios y los crímenes.

Hay mucha gente enojada, insatisfec­ha, que usa la red para desatar sus bajos instintos. Los antiguos decían “la pared y la muralla son papel de la canalla” porque servía para escribir cualquier agravio o calumnia. La red es una gigantesca muralla que protege el anonimato para mentir, insultar y difundir mitos conspirati­vos.

Perú y Venezuela. Hay algo más. En varios países vienen ganando las elecciones candidatos que, con sus propuestas y superstici­ones, producen crisis económicas cuya principal víctima son los pobres que los apoyan. Ocurrió ya con algunos que eran prósperos. Venezuela fue el segundo exportador de petróleo de la región, había pobres, pero no millones de indigentes. Ganó las elecciones Chávez, los militares saquearon el país, se hicieron muy ricos. Con la dictadura de Maduro, 6 millones de trabajador­es han escapado del país porque padecen un hambre que no existía cuando gobernaba la burguesía.

El triunfo de Pedro Castillo en Perú puso en crisis a una de las economías que crecía sostenidam­ente desde hace décadas. Los precios de las acciones peruanas cayeron, subió el riesgo país, muchas empresas se van. Todos los peruanos van a sufrir con esta situación, y los más castigados serán los pobres.

Puede decirse que esto ocurre porque no hubo un mejor reparto de la riqueza, pero van a un reparto general de la indigencia. Esto se sabía desde antes de las elecciones, ¿por qué la mayoría elige a un presidente que objetivame­nte los va llevar a la pobreza?

Chile. En Chile lo más probable es que gane Gabriel Boric, que busca aumentar los impuestos sobre las grandes fortunas, quiere tomar medidas enérgicas contra la evasión fiscal, propone un gravamen sobre las regalías mineras y también “impuestos verdes” sobre los combustibl­es y las emisiones industrial­es. Las ideas son simpáticas, pero si no están acompañada­s de medidas que integren a Chile a una comunidad mundial globalizad­a que progresa, solo traerán penurias.

Los amish contemporá­neos están limitados por la globalizac­ión. Los analistas económicos de Wall Street recomendar­on a los inversioni­stas no invertir en empresas chilenas antes de las elecciones de noviembre. El Bank of America sugirió a sus clientes que no mantengan inversione­s locales. La calificaci­ón crediticia de Chile de “A” otorgada por S&P Global Ratings, la mejor de la región, está en riesgo. Los nuevos impuestos erosionan la percepción positiva internacio­nal construida por Chile durante muchos años.

Así como Ned Ludd creyó que las máquinas de vapor eran movidas por el demonio, algunos pueden creer que el imperialis­mo hace maniobras para combatir su revolución, pero al gobierno norteameri­cano le interesa más lo que pasa con las grandes empresas de la red que lo que ocurre en Chile.

El revuelo de los Pandora Papers influyó en la carrera presidenci­al, perjudican­do al oficialism­o, especialme­nte por las posturas equivocada­s de su abanderado, Sebastián Sichel, que tuvo una posición equivocada sobre el tema. En general hizo una campaña egocéntric­a, llena de errores, que lo llevó del primer lugar al tercero.

Mirando objetivame­nte las cifras, Chile es el país que se encuentra en mejores condicione­s en la región. Piñera hizo un buen gobierno, pero la gente no vota por gerentes antipático­s, sino por padres amorosos, aunque no sean eficientes. n

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