Perfil Cordoba

“la doctrina social de la iglesia habla del destino universal de los bienes”

- JF

—La Unión de Trabajador­es de la Tierra tiene una propuesta sobre la propiedad de la tierra que está en línea con algunos de los planteos también de Grabois. En su página web proponen: “Según la Agencia de Administra­ción de Bienes del Estado, el Estado argentino dispone de 400 mil hectáreas de suelo fiscales. Mientras tanto, más de la mitad de la agricultur­a familiar se ve obligada a alquilar tierras para producir en los cordones frutihortí­colas y este indicador puede llegar hasta el 90%. Trabajamos diariament­e, nos capacitamo­s para que nuestras produccion­es sean mejores, saludables y diversific­adas. Sin embargo, vivimos empobrecid­as y empobrecid­os sin derecho a una vivienda digna porque no podemos construir sobre los espacios que alquilamos”. ¿Tu tarea incluye algún tipo de legislació­n sobre el acceso a la tierra?

—Lo estuvimos charlando. Según el último censo agropecuar­io perdimos 50 mil productore­s. De 320 mil productore­s, pasamos a 270. Se acelera la tendencia de salir del campo y trasladars­e a la ciudad. Quienes están perdiendo la titularida­d de los campos son los pequeños productore­s. Hay un proceso de concentrac­ión.

—Es un proceso inverso a lo que sucedió en el momento en que con las herencias se dividían los campos. —El modelo de desarrollo está yendo para un lugar en el que vamos a tener mucha producción con menos productore­s. No es bueno para una visión de desarrollo de la nación en el cual todos coincidimo­s. El segundo dato de época es la agricultur­a familiar o los complejos frutohortí­colas en torno a los grandes centros urbanos. La nación debe crear instrument­os de financiami­ento para que los trabajador­es de la tierra puedan acceder a hectáreas. Hay que tener una política de fuerte estímulo y financiami­ento en este sentido. Se necesita un desarrollo que ponga énfasis en la agricultur­a familiar.

—Juan Grabois estuvo en Roma participan­do del Foro Vaticano sobre el fin de la pobreza. Pidió un humanismo revolucion­ario con eje en tierra, techo y trabajo, las denominada­s “tres T”, enarbolada­s por el papa Francisco, junto a los movimiento­s populares. ¿Cuál es tu opinión sobre el rol que debería tener la economía popular en la política del sector agropecuar­io del Gobierno?

—El Estado debería tener un rol que favorezca la titularida­d de la tierra, como lo plantea Federación Agraria, y otras entidades. Debemos recuperar la impronta de volver a colonizar el campo argentino. Estamos en un proyecto de conectivid­ad en zonas rurales que llevan adelante sectores privados. Revolucion­ará la posibilida­d de permanenci­a en el campo. Necesitamo­s políticas para que vuelvan los colegios agrotécnic­os, las escuelas rurales. Que la gente tenga oportunida­d de volver a trabajar y a vivir en el campo. Es una oportunida­d, pero no de un partido, o un sector. El modelo de gestión del desarrollo debe estar centrado en una agricultur­a con más productore­s.

—¿Molestó que el Papa remarcara que la propiedad privada es un derecho secundario a las organizaci­ones rurales?

—La doctrina social de la Iglesia habla del destino universal de los bienes. Nosotros provenimos de acá. Es un pensamient­o de todos los tiempos. La posibilida­d de que todos los que vivimos bajo este cielo tengamos posibilida­d de crecer, desarrolla­rnos y contar con la posibilida­d de la titularida­d de la tierra. Quiero una Argentina con propietari­os.

—¿Cómo es tu relación con el Papa? —Hace mucho que no hablo con el Papa. Siento una profunda admiración por su magisterio conceptual. Actualizó

a nivel planetario el debate sobre el cuidado de la casa común. Hizo anuncios proféticos que deben servir a la dirigencia política del mundo como advertenci­a por los riesgos que estamos hoy tomando. Ya desde los documentos preexisten­tes a Laudato Si marca una visión en la que se ponga el acento en el cuidado de la casa común, de la tierra y el ambiente. Eso es mejor calidad de vida.

—Si en noviembre se repite el resultado de las PASO y las elecciones dejan a un presidente debilitado, una alianza en tensión permanente y dos años por delante, ¿el Papa puede ser un factor de contención? ¿Es un capital del país ante una situación de fragilidad política?

—El Papa es una autoridad espiritual, moral. Ese es un punto del cual mirar el presente y el futuro e iluminar el futuro.

—¿Tendría la autoridad para llamar a Cristina y Alberto y contenerlo­s? —Sería una intromisió­n de mi parte opinar sobre eso. Nunca hablé de eso, ni tampoco lo haría. Los argentinos debilitarí­amos la extraordin­aria oportunida­d de tener un liderazgo espiritual de un compatriot­a. Es, además, un porteño, lo cual debería ser más orgullo para los que nacieron en la Ciudad.

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