De la mano de tiago, discípulo de Duki, el trap va del escenario a la pantalla grande
tiene solo 20 años y más de 10 millones de seguidores en las plataformas. Se animó a dejar la música un rato para actuar y cuenta a Perfil cómo fue la experiencia.
“Ando a las corridas pero estoy muy contento”, dice Tiago antes de arrancar con la entrevista. Mientras pronuncia esas palabras, en su cara se dibuja una sonrisa. Tiene apenas 20 años y esta es la primera vez que hace una rueda de prensa para promocionar una película que protagoniza. “Diría que estoy ansioso. No nervioso ni preocupado pero sí ansioso”, responde al “¿Cómo estás?” que rompe el hielo. A esta altura, Tiago Uriel Pacheco, más conocido como Tiago PZK, ya está acostumbrado a la popularidad masiva. Sus canciones no paran de sumar millones de reproducciones en las plataformas e incluso el tema del film, ya está entre las principales tendencias de YouTube. “Se estrena el próximo jueves y ese video ya tiene más de 17 millones de reproducciones. Una locura”, cuenta satisfecho. Pero protagonizar una historia para la pantalla grande es otra cosa. Peta Rivero y Hornos, el director de el film en cuestión, cuenta que vio videoclips de Tiago e intuyó que podía ser quien diera vida al personaje principal. Igual, no dejó de ser una apuesta, porque el nacido en Monte Grande nunca había actuado. Por suerte, la apuesta pagó. Y con creces.
—¿Tardaste en aceptar el papel?
—Fue raro. Me pregunté si realmente podía meterme a hacer algo así. Porque es un protagónico, no un papel secundario.
Era mucha responsabilidad y sabía que tenía que dejar cosas de lado por lo menos durante el tiempo de filmación. Pero cuando leí el guion, me identifiqué con muchas cosas que pasaban y eso me llevó a dar el sí.
—La historia es muy dramática y con momentos fuertes. ¿Te dio miedo eso?
—En mi inexperiencia de nunca haber actuado, ni lo pensé. Me gustó tanto la historia que no me puse a pensar en todo lo que tenía que hacer. Leí el guion como si fuese un cuento y después caí en que tenía que hacer todas esas escenas que me habían gustado al leerlas. Fueron momentos difíciles pero la historia ya me había atrapado. —¿Pediste consejos o ayuda? —Tenía a mi coach, Vale, que estuvo en todo momento conmigo. Me pasaba a buscar por mi casa y mientras viajábamos a Avellaneda, donde se filmó
repasábamos el guion. Ella me ayudó a encarar las situaciones y me hizo ensayar las variantes para cada escena.
—¿Hablabas con Alberto Ajaka o Daniel Aráoz?
—Obvio. Aprendí mucho de