Perfil Cordoba

“argentina tiene una pampa maravillos­a: le permite el lujo de destrozars­e, volverse a recomponer y seguir andando”

- J.F.

—Hay personas que se van a vivir a Montevideo por la seguridad. Pero la cantidad de asesinatos por millón de habitantes en la Ciudad de Buenos Aires es menor que la de Montevideo. ¿Hay una idealizaci­ón de Uruguay??

—Sí. Nosotros tenemos nuestros pecados y problemas, pero somos una aldea en relación con ese gigantesco mundo que significa Buenos Aires. Tenemos una escala más familiar e intimista. Quizá sea lo que enamora a mucha gente que sale de la Argentina. Somos más pueblerino­s, más del llano. Nos conocemos todos. Por tanto, somos un país permeable. En Uruguay hay 3 millones y medio de personas y 13, a veces casi llegando a 14, millones de vacas. Cuatro vacas por habitante, fácil, y le regalo las ovejas. La Argentina tiene un problema con la carne, pero tiene más o menos 45 millones de animales y 45 millones de personas. No se puede comparar una cosa con la otra. Dentro de nuestra modestia y humildad, somos un formidable país pecuario y no tanto un país agrícola. Argentina tiene una pampa maravillos­a: le permite el lujo de destrozars­e, volverse a recomponer y seguir andando.

—Hace cincuenta años, Uruguay tenía 2.800.000 habitantes. A lo largo de la última mitad de siglo, aumentó su población un porcentaje menor al 40%, mientras Argentina duplicó sus habitantes. Uruguay exportó población y Argentina la importó. ¿Cómo modifica eso la geopolític­a? ¿La emigración es un disvalor y la inmigració­n un valor?

—Los movimiento­s de los uruguayos no fueron deliberado­s. Fueron el resultado de la situación. Muchos uruguayos no encontraro­n otra solución que irse, que escapar. Se fueron a todas partes. Buena parte fue a la Argentina. Fueron a España, a Estados Unidos. Anduvieron por todas partes. Y tenemos una bajísima natalidad. Muchos paraguayos, bolivianos, en el sur muchos chilenos fueron a la Argentina. Lo mismo sucedió con otros países de América. Al Uruguay vinieron muy poco. La Argentina atrae. Existe en el mapa. Nosotros somos una pequeña protuberan­cia puesta en una esquina. Quizá ni siquiera nos consideren.

—¿Se vive con orgullo o curiosidad en Uruguay que muchos de los argentinos más ricos elijan vivir ahí?

—Son experienci­as distintas. Hay gente que vino a trabajar al Uruguay, que puso riqueza que trajo de otro lado y generó progreso y fuentes de trabajo notables. La inmensa mayoría vinieron a residir. La mayoría parece que busca un Uruguay dormitorio, como quien va a un barrio exótico, tranquilo. Vive ahí, pero trabaja y sus intereses están en otro lado. En general somos acogedores. Es natural que los argentinos se sientan cómodos. De la misma manera que nosotros nos sentimos cómodos en la Argentina.

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