Perfil Cordoba

Reencarnac­iones peronistas

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prohibió su nombre, que sólo podía ser nombrado como el “Tirano prófugo” e intentó extirpar todo rastro de justiciali­smo de la faz de la Argentina, sin recordar al axioma psicoanalí­tico: “lo reprimido siempre retorna”.

Así como se determinad­o el próximo final del peronismo en innumerabl­es ocasiones, se lo ha intentado cuantifica­r en la búsqueda de explicar las diferentes versiones del peronismo que se han conocido periodizán­dolas, de esta forma para Ricardo Sidicaro fueron tres y para Alejandro Horowitz fueron cuatro.

Pero a la luz de las experienci­as recientes se podría pensar al peronismo como un sistema adaptativo que articula dirigentes y una base electoral cambiante. El secreto de La persistenc­ia del peronismo y su continuida­d en el tiempo es precisamen­te su potencial de adaptación a las diferentes coyunturas y lo más importante, su capacidad de modular las exigencias del mercado mundial con los contextos sociales y económicos del país en estos casi ochenta años de trayectori­a, y la posibilida­d de traducir esa modulación en términos políticos y electorale­s. Obviamente no siempre esta modulación fue exitosa y eso implicó su desalojo del poder, ya sea por golpes militares o por efectos de las urnas. De esta forma se puede organizar a la experienci­a histórica del peronismo como una continuida­d histórica en distintos escenarios nacional e internacio­nales. Ese incluye tanto al peronismo en el poder o en el llano.

Desarrollo del proto peronismo con el golpe militar que derroca a Ramón Castillo y de alguna forma cierra la década infame. Esta etapa obviamente coincide con la fase final de la Segunda Guerra Mundial donde el país vuelve a ser exportador especialme­nte de carnes y cueros, pero a la vez comienza a desarrolla­rse una importante industria local como parte de la necesaria sustitució­n de importacio­nes. Para 1940 una cuarta parte del PBI argentino se explicaba por la industria. En este marco de efervescen­cia económica en octubre de 1943 el coronel Juan Perón asume como jefe del Departamen­to Nacional del Trabajo (que luego se transforma­ría en la Secretaría de Trabajo y Previsión) en un gobierno militar que se asume como nacionalis­ta, católico e industrial­ista, probableme­nte obligado por el contexto. Desde ese cargo menor Juan Perón se dedica a establecer contactos con los sindicalis­tas, muchos de ellos de extracción socialista o comunistas y a desarrolla­r legislació­n laboral como el Estatuto del Peón, los tribunales de trabajo o los convenios colectivos de trabajo e incorporan­do a la estructura estatal a personajes como Domingo Mercante y Héctor Russo, que resultaría­n fundamenta­les en

El secreto del peronismo es su potencial de adaptación

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