La derecha enfrentará un clima de desconfianza en la Ue si es elegida
Las legislativas de hoy en Italia plantean una serie de retos en materia económica y política. ¿Qué pasará con los miles de millones de euros del fondo de recuperación poscovid concedidos a Italia por la UE cuando el convencido europeísta Mario Draghi estaba al frente del gobierno? ¿Se mantendrá el apoyo a Ucrania frente a la invasión rusa que ha llevado adelante hasta ahora el ejecutivo de Roma? sondeos, significa que por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial Italia, la tercera economía de la zona euro y uno de los países fundadores de la Unión Europea (UE) estará gobernada por un primer ministro que pertenece a un partido posfascista y euroescéptico.
Meloni y su partido son los herederos del Movimiento Social Italiano (MSI), un partido neofascista creado en 1946 tras la Segunda Guerra Mundial por dirigentes que habían formado parte de la República de Saló, un estado títere de la Alemania nazi. Sus principales aliados en Europa son el partido de extrema derecha español Vox y el conservador y nacionalista polaco Ley y Justicia, que junto con FDI forman parte del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (CRE) en la Eurocámara.
Debido a la pandemia y a la crisis económica, Italia fue el país más beneficiado por el plan de recuperación europeo, con un paquete de unos 200 mil millones de euros para financiar proyectos y estimular el crecimiento. Pero para obtener esos fondos, Roma debe implementar una serie de complejas reformas previamente negociadas por el primer ministro saliente Mario Draghi.
Meloni advirtió en numerosas ocasiones durante la campaña electoral que quiere volver a negociar con la Comisión Europea las condiciones relativas a la concesión de esos fondos. La Comisión no ha reaccionado, como es habitual cuando se está en plena campaña electoral. Sin embargo, la posición euroescéptica de su partido, tendiente al soberanismo, desata muchas incógnitas. Si se dejan de respetar los plazos y las condiciones negociadas, el desembolso del dinero corre el riesgo de sufrir importantes retrasos.
Si la derecha llega al poder, la posición italiana sobre la guerra en Ucrania, la ayuda a ese país y las sanciones internacionales contra Rusia podrían ponerse en entredicho.
Draghi encarnó la línea firme de una Italia europeísta y atlantista, que envió armas, apoyó a Ucrania y aplicó rigurosamente las sanciones contra Rusia. Meloni apoyó también esa línea, pero su aliado, Matteo Salvini, ferviente admirador de Vladimir Putin y segundo líder de peso de la coalición de derechas, no está de acuerdo. “Las sanciones no van a debilitar a Rusia. Al contrario, corren el riesgo de poner de rodillas a Italia y a los países europeos”, sostuvo recientemente. Salvini también se opone al envío de más armas a Ucrania y está a favor de negociaciones, sin especificar cómo.