Las cartas (económicas) no están echadas
Pablo a dos grandes economistas brasileños: a Affonso Celso Pastore, ex presidente del Banco Central de Brasil en las épocas de alta inflación y decano de la Facultad de Economía de la Universidad de San Pablo durante dos décadas, además de autor del canónico libro
y a Persio Arida, uno de los artífices del Plan Real y presidente del Banco Central de Brasil al momento de su nacimiento. Arida, además, fue el creador de la Unidad Real de Valor, una moneda no monetaria sobre la que se basó el plan de estabilización brasileño.
Economistas de Juntos por el Cambio sostienen, no sin razón, que el éxito de un plan económico depende tanto de su solidez técnica como de la credibilidad política del gobierno que lo ejecuta. No es lo mismo el Alfonsín de comienzos de 1985 al que todavía le quedaban casi 5 años de mandato, o el Menem de comienzo de 1991 a quien también le quedaban casi 5 años de mandato por delante, que un gobierno sin muchas posibilidades de reelegir que estuviera a menos de un año del fin de su mandato, como el Alberto Fernández. Pero nuevamente aquí el ejemplo del Plan Real de Brasil parece un espejo más adecuado porque en 1994 el presidente de Brasil era Itamar Franco, un vicepresidente intrascendente y desprestigiado que había asumido tras el impeachment de Collor de Mello por corrupción. La comparación es injusta porque Alberto Fernández tiene mucha más valoración que Itamar Franco y el Frente de Todos mucho más poder que el MDB brasileño.
Fernando Henrique Cardoso fue catapultado a la presidencia por el éxito del Plan Real en detener la inflación y no por la fortaleza política de su propio partido, el PSDB o el de su aliado predecesor. El Frente de Todos con el peronismo unido supera con creces el capital político con el que contó el Plan Real, y la pregunta de fondo es si Cristina Kirchner se conforma con ganar la provincia de Buenos Aires, perdiendo la elección nacional con un candidato que represente su pensamiento como, por ejemplo, Axel Kicillof (en ese caso con Wado de Pedro como gobernador bonaerense) o está dispuesta a seguir el corrimiento del electorado más hacia la derecha de Alberto Fernández y apostar a Sergio
Massa para tratar de ganarle a Juntos por el Cambio.
Es inescrutable la mente de Cristina Kirchner que, por momentos, luce maximizadora de sus conveniencias y por otros mística antropofágica. Si el proyecto fuera pelear por la Presidencia y no solo por la provincia de Buenos Aires y la de Santa Cruz, las posibilidades de que a más tardar en abril Sergio Massa anuncie un plan antiinflacionario ambicioso y heterodoxo son muy altas.
El silencio mediático tanto del ministro como del viceministro de Economía indica que las cartas no están echadas y falta definir si el proyecto es sin arriesgar, llegar lo mejor posible a las elecciones de octubre con algo similar a lo planteado en el presupuesto enviado al Congreso o están dispuestos a parar el huevo.
Otro gran economista vecino, Delfim Netto, el padre del Milagro Económico de los años 70 en Brasil que aún con sus 94 años sigue activo, le decía a su equipo de economistas: “Sean creativos, inventen algo”.
Siempre se puede inventar algo.