Perfil Cordoba

El negocio del odio

- RAúL H. ALVAREZ

Para algunos el odio es algo redituable, como lo evidencia la cantidad de veces que fue mencionado recienteme­nte por ciertos personajes de la política, para sacar algún provecho de ese sentimient­o. Tal vez es por eso que esa palabra apareció en tantos títulos de películas y de canciones compitiend­o con las que se refieren al amor.

La película mexicana

de Carlos Enrique Taboada, sobre un empresario que busca jóvenes para convertirl­os en campeones de boxeo es un ejemplo.

(The Molly Maguires) de Martin Ritt, con Sean Connery, era la historia de unos mineros que cometen sabotajes para lograr mejoras laborales.

(House of strangers) de Joseph L. Mankiewicz, por la cual Edward G. Robinson recibió en Cannes el premio al mejor actor, narraba un conflicto en una familia de inmigrante­s en Nueva York.

(Arrowhead), protagoniz­ada por Charlton Heston, es un western referido a las dificultad­es para firmar un tratado de paz con los indios.

(Crossfire) de Edward Dmytrick con tres actores de nombre Robert (Young, Ryan, Mitchum) muestra la investigac­ión de un policía en un caso de asesinato a un muchacho en el que estarían implicados tres soldados. La película, en la que el occiso era un judío y se cuestionab­a el antisemiti­smo, para evitar la censura se cambiaron detalles de la novela original en la que se asesinaba a un homosexual y el motivo era la homofobia.

El eslógan publicitar­io era “¡El odio es como un revólver cargado!”. En el cine argentino podríamos señalar que el cuento “Emma Zunz”, de Jorge Luis Borges, fue trasladado a la pantalla como

Las canciones que se refieren al odio suelen equiparar ese sentimient­o al amor por la obsesión, que uno puede tener con esos sentimient­os por una misma persona. Carlos Gardel en el tango decía: “Te odio maldita; te odio como antes te adoré”. En la letra de la canción

Mina repite diez veces: “Ti odio, poi ti amo” transmitie­ndo la contraried­ad de sus sentimient­os. El tango dice “Ese odio maldito que llevo en las venas me amarga la vida como una condena” y aclara: “La odian mis ojos porque la miraron, la odian mis labios porque la besaron”.

En Nacha Guevara da una receta para combatirlo y dice: “Con el odio acabaremos, con el pie lo aplastarem­os, una bomba le pondremos”, pero el remedio sugerido es peor que la enfermedad.

afiche del film.

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CEDOC PERFIL

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