El mercado espera otra devaluación en marzo: ¿qué pasará con la inflación?
Un IPC del 25,5% en diciembre y una proyección similar para los primeros meses de 2024 podrían impulsar la suba del dólar oficial, como ocurrió dos días después de la asunción del nuevo gobierno. Los especialistas esperan un nuevo salto después del primer trimestre que podría impactar de lleno en la inflación, si bien las consultoras esperan una desaceleración a partir de abril. Economistas explicaron a PERFIL cuáles son los escenarios posibles.
Para la especialista, “no tiene sentido en un mes devaluar y al otro retrasar el tipo de cambio con un crawling peg tan bajo. Para que la corrección cambiaria tuviera sentido se requería una devaluación mensual acorde a la inflación mensual”.
Motyl explicó también que, “de acuerdo a los datos del balance del BCRA, el dólar oficial debería estar entre los $ 1.600 y $ 1.700. Es hacia donde van a converger los dólares financieros en unos meses”.
Sin embargo, también podría pasar que, “en vez de estabilizar el mercado cambiario, decidan no llevar a cabo una nueva devaluación”. En ese caso, “estaríamos en el mismo contexto que estaba Sergio Massa, y se debería recurrir a tipos de cambio diferenciales, restricciones cambiarias y de la demanda de dólares, que es la misma receta que estaba aplicando el gobierno anterior”.
El economista Marcelo Elizondo sostuvo, en cambio, que la última devaluación “estableció un colchón ante la inflación de diciembre, y quizá también de enero”. Además, aseguró que es “altamente probable” que con una inflación que en enero seguiría siendo alta “se produzca algún ajuste cambiario”.
En cuanto al 2% mensual, agregó Elizondo, “el Gobierno nunca dijo que iba a ser para siempre”. Para el economista, una probable devaluación dependerá de varios factores, entre ellos “de cómo evolucionen los dólares paralelos y de las reformas que están siendo discutidas en el Congreso, porque esas reformas tienen un impacto monetario que es la demanda de monedas. Si Argentina consigue reformas estructurales, eso puede generar un incremento de la demanda de monedas que aliente cierta moderación en las tasas de inflación y la depreciación cambiaria”.
El economista explicó también que “el Gobierno puso un tipo de cambio fijo para tener un ancla en un momento en que iba a haber volatilidad”, pero “el objetivo para la última parte del año es tener un tipo de cambio libre y con intervención del BCRA para evitar grandes oscilaciones”.