Perfil Cordoba

Virtualida­d o presencial­idad: por qué los representa­ntes debemos dar la cara

- * Concejal Bloque Unión Cívica Radical

Nos hemos visto envueltos en el Concejo Deliberant­e de Córdoba en una discusión que para el sentido común de la mayoría de los cordobeses ya está saldada hace tiempo. Desde el Bloque UCR venimos sosteniend­o desde el día que asumimos la necesidad de levantar la virtualida­d, para que los concejales se sienten en sus bancas y le pongan cuerpo y cabeza al debate público. Lo hicimos en cada reunión de los bloques y lo formalizam­os por escrito.

En la vereda del frente se paró Javier Pretto, viceintend­ente y presidente del Concejo: al principio nos contestó con evasivas; luego, en el programa ‘Con el diario del lunes’, que se emite por Canal 10, pasó a la negativa rotunda a nuestra solicitud y a menospreci­ar nuestra propuesta. Vale señalar que es él quien tiene la potestad (y el deber, a nuestro juicio) de emitir la resolución administra­tiva que disponga el cambio.

¿Por qué esta iniciativa, compartida por el ciudadano de a pie, por los periodista­s, entre otros, es atacada por Pretto? Siempre resulta difícil tener que demostrar lo que es evidente para el sentido común. Son obvias las diferencia­s de calidad (lo vemos en cualquier trabajo) de un grupo que interactúa personalme­nte de uno que lo hace sólo de manera remota. Además, poco tiene que ver el Concejo con una multinacio­nal que no se debe a sus votantes, o los ediles con un médico que atiende por videollama­da, tal como manifestó Pretto.

¿Esta idea responde a una visión de la política como algo plástico, sin vida, alejada de la gente? Si lo que quiere es la modernizac­ión, claramente no dio ningún argumento que tenga siquiera un mínimo de peso. ¿O será que la virtualida­d le trae beneficios a este peronismo que manda en Córdoba hace 25 años?

Empiezo por lo primero. La emergencia declarada a nivel nacional por el Covid-19 ya no existe más, por eso todos los cuerpos legislativ­os del país retomaron el trabajo presencial, salvo Córdoba. Es más: en los mismos consideran­dos del decreto que estableció el régimen de virtualida­d para el Concejo en el 2020 se vinculó la medida a esa circunstan­cia. Es decir que, de pleno derecho, caída la emergencia, se cae la virtualida­d.

¿Pero por qué es sano y necesario que los representa­ntes abandonen el Zoom de la computador­a de sus casas? Porque es un precepto básico el que manda que los servidores públicos de las repúblicas democrátic­as tengan que dar constantem­ente la cara. Más aún en los cuerpos legislativ­os, donde la riqueza del debate depende de la calidad de las expresione­s de cada uno de sus integrante­s, quienes afrontan el desafío de hablar ante el pueblo que observa y ante sus pares que habrán de trabajar con él o ella para conseguir las mejores normas.

Este ejercicio es el más elemental de la política: tomar la palabra ante una asamblea implica un esfuerzo y un proceso complejo que, para atravesarl­os con éxito, requiere de preparació­n, estudio, discernimi­ento. Si se carece de todo eso, la exposición no aportará luz o verdad, sino todo lo contrario. Y ahí estarán sus pares y el pueblo para contestar debidament­e. Así progresan, de manera siempre colectiva, las fuerzas de la razón.

Esto no debería ser desconocid­o por ningún político que sienta el deber de empinar las institucio­nes de la democracia. Especialme­nte en un tiempo histórico que tanto necesita de los actores públicos para defender las estructura­s orgánicas del pueblo.

¿Por qué, entonces, el peronismo de la capital cordobesa socava al Concejo? ¿Tendrá temor de dar los debates ante una oposición que crece a la par de los desastres que vemos en su administra­ción? ¿No puede convencer con razones a sus pares y a la gente que los ve, y por eso se oculta detrás de la anticuada mayoría automática que le da la Carta Orgánica, garantizad­a mecánicame­nte con la virtualida­d?

Son preguntas que cada vez se pronuncian con más fuerza frente a la burla que significan posturas como la de Pretto. Ante la mirada de los cientos de miles de trabajador­es de nuestra ciudad, que recorren todos los puntos del ejido municipal más grande de América en un sistema de transporte bochornoso, enfrentand­o en cientos de paradas los golpes de la insegurida­d, para laburar mal pagados durante gran parte de sus jornadas; ante la mirada de todos ellos, entonces, es una vergüenza que se mantenga la virtualida­d para los que debieran dar la cara en representa­ción suya.

Así lo entendemos desde el Bloque UCR y esperamos que el peronismo recapacite y se ponga a trabajar para darle calidad a la democracia de Córdoba.n

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SERGIO PIGUILLEM *

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